Las burbujas peledeístas

Las burbujas peledeístas

Por sus ejecutorias al frente de las cosas públicas, la administración del Presidente Fernández tiene la peor puntuación, por debajo de la de Lilís en 1898, quien había acumulado una deuda pública superior a los 34 millones de dólares, con ingresos fiscales que no llegaban a 2 millones de dólares anuales. Al Presidente Fernández no se le perdona la destrucción de capitales de familias y empresas, al no gestionar la economía de manera inteligente en época de crisis. Se dedicó a viajar el mundo para hablar, sin serlo, como experto en especulación en los mercados financieros y de productos, opinando, sin pedírselo, de conflictos milenarios muy delicados para la seguridad del país, como los del Medio Oriente.

El pueblo lo vio  huyéndole a los problemas internos, mientras se duplicaban los precios de los bienes de la canasta familiar y el interés de los bancos. Sus mentiras, que apoya con estadísticas macroeconómicas manipuladas, tienen la intención de presentarlo como buen gobernante, lo que nunca ha sido. El pueblo se da cuenta que las manosea para no reconocer la triste realidad: el aumento de la pobreza  desde el 2004 hasta el 2010, según los organismos internacionales, a pesar de haber cobrado impuestos por 2,176,393 millones de pesos.

Ofende con la mentira de que la pobreza aumentó porque debió transferir al Banco Central 38 mil millones de pesos en los años 2009-2010, debido a la quiebra bancaria de los años 2003 y 2004.

La transferencia que menciona, la de este año y la de los próximos, representa el costo de la estabilidad cambiaria, consecuencia del pésimo manejo del presupuesto, con un déficit acumulado superior a los 210 mil millones de pesos en los años 2008-2011. Para un solo año lea el mecanismo de ajuste. El exceso de gasto del gobierno en el 2008 fue de 59.1 mil millones de pesos. El tipo de cambio terminó en 35.38 pesos por dólar, con una depreciación de 5% respecto a diciembre de 2007, según el promedio de venta de los bancos comerciales.

Si el déficit del gobierno no devaluó más el peso, se debió a la transferencia del gobierno para pagar los intereses de los certificados del Banco Central, emitidos para mantener las reservas internacionales netas en un adecuado nivel. Éstas terminaron en US$2,165.4 millones en el 2008, apenas US$229.5 millones menos que el alcanzado a final del 2007.

Aunque la entidad bancaria redujo el interés promedio pagado, el déficit cuasi fiscal aumentó por la elevación del balance de la deuda. Es decir, lo que aumenta la deuda del Banco Central y el déficit cuasi fiscal es el déficit del gobierno peledeísta, por lo que el Presidente Fernández no dijo la verdad cuando lo atribuyó a la quiebra bancaria. Ha demostrado que teme a la verdad histórica, nunca asume sus errores, diferente a Hipólito Mejía, que no le tembló el pulso para decidir con responsabilidad cuando la quiebra bancaria de 2003 y 2004, la que en realidad se gestó o la tendencia se acentuó durante el periodo 1996-2000, el primer gobierno pele deísta.

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