Las campanas doblan por ti

Las campanas doblan por ti

Cada día al rayar el alba muchos dominicanos nos preguntamos ¿de cuántas personas muertas hablarán las noticias en esta ocasión? Y es que nuestra sociedad parece haber llegado a niveles de violencia desconocidos hasta este momento, con manifestaciones propias de la era cavernícola, pero en un entorno de modernidad cuyos avances en la tecnificación del crimen lo hace mucho más letal y masivo que el ejecutado por el hombre de la caverna.

Hacer mención de los actos de violencia más recientes en nuestro país sería redundar en un contenido que seguramente ya ha leído en este mismo medio; sin embargo, no puedo dejar de mencionar que cada vez son más espeluznantes, atroces y desgarradores. Los actos de violencia escenificados en nuestra nación van superándose así mismos entre otras cosas, en cuanto al dolor que producen. Pero aun conjugamos este fenómeno social en tercera persona y en ocasiones llegamos a pensar que estamos exentos de ser víctimas de esta plaga contemporánea, que ante nuestros propios ojos está carcomiendo los cimientos sobre los cuales se ha fundamentado nuestra nación.

Sin pretender entrar en disquisiciones respecto a las razones multifactoriales que han generado el estado de violencia que hoy se vive en el país, he querido recordar la respuesta del poeta inglés John Donne, recogida por el Premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway en su obra “¿Por quién doblan las campanas?”, donde describe la unicidad del género humano: “la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad”.

Suena mancondiano pero todos estamos propensos a ser parte de las tristes estadísticas de víctimas de la violencia, desde la pobre Vicky y su familia en Invivienda hasta el secuestrable hijo del más acaudalado dominicano. Las campanas doblan por ti dominicano, pues además de esa condición gentilicia, estamos indisolublemente unidos como congéneres y cada compatriota caído en esta lucha orcopolita, es un pedazo de nosotros mismos que se desprende, por lo cual, se trata de un asunto de todos.

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