La llamada adicción al poder tiene sus ventajas y desventajas. En lo personal y profesional puede satisfacer, pero el trabajo es tan intenso que al final de la jornada, pasa factura.

Una muestra es la transformación física que experimentan los presidentes de un país.

Al principio, cuando solo son candidatos, lucen jóvenes y radiantes, pero después de alcanzar tan codiciado cargo, en un abrir y cerrar de ojos, se advierte un cambio que en muchos de los casos es radical. Parecería que el proceso de envejecimiento se acelera de un modo voraz.

Por la manera como se han llenado de canas las cabezas de varios presidentes de República Dominicana, Colombia, Ecuador y Estados Unidos, podríamos deducir que esta transformación es uno de los signos externos más notorios de un proceso que de seguro no queda ahí.

Esta selección comparativa de imágenes muestra cómo el ejercicio de gobernar pasó o está pasando por encima de varios presidentes.