Las canas están de moda, pero ¿afectan posibilidades laborales?

Las canas están de moda, pero ¿afectan posibilidades laborales?

NUEVA YORK.  AP.   A Jeanne Thompson empezaron a salirle canas a los 23 años. Se tiñó el pelo por mucho tiempo a medida que escalaba posiciones en una gran empresa de servicios financieros, hasta que hace un año dijo “basta”.   Dejó de teñirse y… no pasó nada.

La ejecutiva de 44 años fue promovida al año siguiente.   Thompson es un nuevo tipo de mujer canosa, segura de sí misma, decidida a salir adelante en su trabajo y en la vida sin preocuparse de sus cabellos blancos.  

“Las mujeres se complican solas con eso del color”, comentó Thompson, quien reside en Exeter, New Hampshire. “Dejarse las canas es algo fuerte. La gente me toma más en serio. Nunca doy explicaciones por dejarme las canas”.

A no todas las mujeres les resulta tan fácil, sin embargo.   Si bien Estados Unidos tiene leyes contra la discriminación en el trabajo, cantidades de hombres y mujeres temen que el cabello cano pueda perjudicarlos, sobre todo en momentos como este, con una economía débil y muchos jóvenes que buscan empleo.  

Una cosa está clara: cada vez se ven más canas en las pasarelas y en las alfombras rojas, en modelos y en celebridades.    Christine Lagarde, la directora del Fondo Monetario Internacional, es una de las mujeres más poderosas del mundo y luce sus canas. Lo mismo se puede decir de Essie Weingarten, fundadora y directora creativa de la empresa de esmaltes para las uñas Essie Cosmetics.  

Para la gente común, el tema es tal vez más complicado.   “No creo que las mujeres que trabajan sigan esa onda”, expresó en tono burlón David Scher, abogado de Washington especializado en derechos civiles. “En sus trabajos se espera que las mujeres se vean jóvenes. Si yo fuese una mujer entrada en años que trabaja, lo último que haría es dejarme las canas”.   

Percepción.      Anne Kreamer luce orgullosamente sus canas, pero admite que dejó de teñirse solo después de que empezó a trabajar por su propia cuenta. Dedica todo un capítulo de su libro “Going Gray” (Encaneciendo) (2007) al impacto de las canas en los trabajos.   “Nos engañamos cuando decimos que nos vemos jóvenes con nuestros cabellos teñidos”, expresó Kreamer.

Dice que en 1950 el 7% de las mujeres se teñían y que hoy lo hacen hasta el 95%, dependiendo de la ubicación geográfica.   La incorporación de la mujer a la fuerza laboral a partir de los años 60 influyó.

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