Las carreteras y los aeropuertos

Las carreteras y los aeropuertos

El asunto del aeropuerto de Herrera, el de La Isabela, el de San Isidro y hasta el de Las Américas, asunto que tiene a la gente hasta el moño con lo de que nos mudamos, que no nos mudamos, que no hay seguridad, que aquí no los queremos, que sí que lo van a desmantelar, que no que se quedan con sus manteles, que hay que buscarle sus cuartos a los ingenieros del aeropuerto de La Isabela, que no que se cobren con el zinc y la madera del aeropuerto de Herrera, que es un peligro para el AILA, que en San Isidro no porque pueden venir guerrilleros como en el 59 a Constanza y otros díceres más, tiene tan confundida a la ciudadanía que se hace necesario que la gente que no sabemos nada de aeropuertos ni de planes de vuelo intervengamos para hacer un par de propuestas que pudieran resolver tan angustioso problema.

Así es que retomamos una propuesta que hicimos hace algunos años, porque evidentemente ya la cosa de los aeropuertos no es del dominio de los que saben de eso, sino de los que opinan por sus cuartos, por sus conveniencias o porque la prensa les pregunta en la calle. Y las respuestas de la calle son como para morirse de risa… o de angustia, viendo la desinformación de la gente.

La propuesta de marras es que ya no sean los aeropuertos los sitios exclusivos que siempre han sido para el aterrizaje de los aviones de vuelos locales o internacionales. En lo adelante y aprovechando el cambio de gobierno y las nuevas inversiones que llegarán desde el exterior sería más conveniente que se invirtiera en todas las carreteras del país para quitar los postes y soterrar los cables, y se puedan utilizar éstas como pistas de aterrizaje, así la gente se apea de su avión donde le dé la gana. Con un buen mapa de las carreteras nuestras cualquier piloto puede tirarse en cualquiera de ellas con solo ir avisando con un potente altavoz adosado al fuselaje del aparato, de manera que tanto la gente de a pie como los que van en vehículos, tomen sus medidas, se detengan o se salgan de la carretera.

Para eso se puede establecer un código de aviso: cuando se va a aterrizar se viene voceando por el altavoz “e’pa bajo que voy”, e’pa bajo que voy”; y cuando se va a despegar la voz sería “e’pa rriba que voy”, “e’pa rriba que voy”. Eso nos ahorraría todos esos gastos de torres de control, controladores aéreos, payasos anaranjados con maracas y un sinnúmero larguísimo de sueldos para paseantes y macuteros en los aeropuertos.

Otra ventaja en esta propuesta son las oportunidades para el comercio de la población local, que puede venderle a los pasajeros y tripulantes todos esos productos que se ofrecen en la carretera, como cholas calientes, cocos de agua, guanimos, mabí de bohuco y otras ofertas no menos suculentas.

Naturalmente, no podrá permitírsele a los policías que estén pidiéndoles la licencia a los pilotos o acercarse demasiado a los aviones. Es necesario evitar que se metan más oficiales de los que hay al negocio de la droga en el país, principalmente la que viene por mar.

[b]Agua mama, agua tatap[/b]

Mucha gente recordará aquel poema del Indio Duarte del tipo con fiebre que pedía agua y agua, y a uno le daba tanta sed oyéndolo que se armaba la fila en la casa hacia la nevera o hacia la tinaja. Pues así está la gente de Enriquillo, en Barahona, pidiendo agua como si de una fiebre colectiva se tratara.

El otro día, que fuimos junto a Fernando Báez y el equipo de producción de Unicornio a realizar una filmación para la Imagen Nacional en algunos puntos de la costa sur, nos encontramos con una manifestación de la comunidad de Los Cocos, en Enriquillo, y con la carretera bloqueada. Hacía cuatro meses que no tenían agua y le exigían a Alfredo Sánchez (Cachote), encargado de Inapa, que resolviera el problema, demandando de inmediato el suministro de agua gratuitamente mediante camiones cisterna.

Alegaban los manifestantes que el agua que ocasionalmente reciben en camiones cisterna deben pagarla a 40 pesos el tanque, aparte de que casi siempre es agua contaminada y nunca potable.

El encargado de Inapa alegó que ese problema lleva ya unos tres años, porque a causa de la sequía el río que los abastecía no tiene agua suficiente para toda la población. Prometió que solicitaría un camión de agua, pero los manifestantes exigían tres camiones.

La turba insurrecta no nos dejaría pasar hasta que tuvieran agua. Ni siquiera se les ablandó el corazón cuando les dijimos que con nosotros venía para hacer un trabajo la famosa modelo internacional Lilith Krakatoa, a quien no podíamos desairar.

Finalmente aparecieron dos camiones de agua y el asunto volvió a la normalidad… bueno, a la normalidad relativa, porque eso de tener que lanzarse a las calles a por agua, en un sitio donde tienen agua por montón en el subsuelo, como que no es nada normal.

Porque esa es otra, siete u ocho kilómetros antes de Enriquillo está Los Patos, un sitio con abundante agua fresca que brota de una cueva del mismo nombre y realiza un trayecto cortísimo el más corto que realice río alguno , y de Los Patos de abastecen las comunidades cercanas.

La pregunta obligada es: ¿porqué Diablos no se bombea agua desde Los Patos hasta Enriquillo? En Los Patos hay una bomba que manda agua a Paraíso. ¿Y porqué no mandar también a Enriquillo?

El otro asunto es que en toda esa zona hay aguas subterráneas que bajan desde la Sierra de Bahoruco, ¿Porqué las autoridades no disponen una exploración? ¿O es que los senadores y diputados del sur sólo están para buscársela traficando con leyes malsanas en el Congreso? También pudieran buscarle solución a algunos de los problemas de Barahona y Pedernales, por lo menos en el tiempo que les sobra de su ardua labor arrasando con todo lo que llega al Congreso Nacional.

Más adelante nos encontramos con una tropilla de niñas que a la orilla de la carretera velaba una vieja llave pública a la espera de algo de agua. Una manguerita siniestra, a ras del suelo en el interior de la tina vomitaba, algo de agua que recogían estas desafortunadas ciudadanitas en una cantina para luego verterla en otro envase mayor. El agua, algo turbia, menos que agua era una amenaza que no había forma de rehusar.

[b]La luna y los ojitos de gato[/b]

La carretera a Pedernales, con luna llena bañando el Parque Jaragua, era como para quedarse a amanecer bebiendo vino y haciendo parrillada a su vera.

Rivalizaban pálidamente con la luna los ojitos de gato que marcan los carriles. Hasta poético se veía. Creo que Joaquín Sabina algo se hubiera inventado con un paisaje nocturno así, donde se mezclaba la tecnología vial con la explosión sideral que se nos mostraba, más la imponencia del Parque, donde sabíamos que la vida nocturna entraba en esos momentos en todo su apogeo.

Me parece que ese deberá ser uno de los atractivos turísticos del Parque Jaragua: luna llena, vino, parrillada y música de Joaquín Sabina, todo junto a la carretera. Y quedarse por ahí tirados. Nada de irse dizque al motel que está construyendo el Senador de Pedernales en Oviedo, no señor. Esos placeres naturales se viven a lo natural.

Además, ¿quién ha visto que los senadores se hacen inversionistas de negocios de ese tipo? Se supone que la gente más o menos respetable piensa en otro tipo de inversión, algo más sano. Has un puesto de alquiler de paquitos resulta más decente que lo que se está levantando en Oviedo, donde nunca ha habido un sitio decente donde dormir. Pero ahora le encalacan un motel, y nada menos que el Senador de la provincia.

Dejémoslo y volvamos a la luna llena, la carretera, el Parque Jaragua, el vino, la parrillada y los ojitos de gato, si volvamos… ¿cuándo?

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