Las causales analizadas desde la fe divina y el agnosticismo

Las causales analizadas desde la fe divina y el agnosticismo

Luis Scheker Ortiz

Este país no puede permitirse regímenes de exclusión

Y III

El movimiento en apoyo a las tres causales no es una tendencia ocasional. La lucha de los que apoyamos las causales sigue y se fortalece, ahora mejor informada respecto la indiferencia de una gran mayoría de los representantes en la cámara baja. Los sistemas de consecuencias se activaron y las responsabilidades serán imputadas en la veeduría de sus actos políticos, la movilización y finalmente en las urnas, si fuera necesario.

De mis allegados creyentes, he aprendido dos nociones fundamentales. La esperanza y, claro está, el acaudalado poder del perdón, este último a favor de quienes insultan el movimiento nacional que apoya las tres causales con epítetos groseros.

Examino las grandes inequidades que tenemos como sociedad sin dejar de lado el drama de las mujeres en estos casos, en especial las que por su condición económica son vedadas al desarrollo humano.

Cada hora del reloj que dedique a las tres causales estaré siendo feliz ante la posibilidad de evitar, aunque sea a una sola mujer, la profunda tristeza de interrumpir un embarazo para eludir los riesgos mencionados, cargando un equipaje de culpa que un segmento de la sociedad le impone por temor a una represalia divina.

Quienes apoyamos las tres causales convencidos de la defensa a la dignidad humana que involucra, sabemos que esto nos puede tomar la vida entera, si es preciso, y lo haremos.

Este país no puede permitirse regímenes de exclusión, y a la vez comprenderse justo y democrático apoyándose de frases huecas que repiten el nombre de nuestros patricios sin comprender su impronta. Ningún patriota profesó la discriminación.

Si algo demostró la votación de la Cámara de Diputados a ambas partes en conflicto, fue su prejuicio durante todo el proceso y en las simuladas vistas públicas que celebrara para demostrar al país y al mundo su espíritu democrático, cuando entre ellos reinaba el conceso de rechazo a la modificación del artículo 110 relativo a inclusión de las tres causales eximentes del aborto, no penalizarle, fiel a su creencia religiosa que llega a renegar y desconocer el fundamento de la Constitución, cuando en su Artículo 5 proclama: “La Constitución se fundamenta en el respeto a la dignidad humana”.

Como también reniega de lo que con tanto empeño nos enseñara con su vida austera y su inmaculada conducta nuestro Patricio Juan Pablo Duarte: “Sed justos, lo primero, si queréis ser felices.

Ese es el primer deber del hombre; y sed unidos, así apagareis la tea de la discordia, y la patria será libre y salva…”

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