Las células de la macroeconomía

Las células de la macroeconomía

Las pymes son para la macroeconomía lo que las células para el cuerpo humano. Vistas individualmente pueden pasar desapercibidas, pero en conjunto tienen un peso importante en el espectro social y económico. Los países más avanzados se ocupan de que las pequeñas y medianas empresas sobrevivan a las dificultades. Es más, diseñan y aplican políticas para evitar que desaparezcan por causas evitables.

 Una preocupación del momento en nuestro país obedece a las alzas constantes de las tasas de financiamiento. Si para las grandes empresas esta situación plantea dificultades serias, hay que imaginar que para pequeñas y medianas empresas es una grave amenaza. Las grandes empresas tienen acceso relativamente fácil a las fuentes financieras pero las pymes encuentran  obstáculos como las altas tasas de interés y las rígidas condicionalidades  de garantía.

El Gobierno tiene que mirar hacia esta situación y trabajar para que las pequeñas y medianas empresas puedan seguir llenando su cometido. Son fuentes de empleo y juegan un papel importante en la prestación de servicios y en la producción a pequeña escala. Son ruedas motrices para grandes empresas que adquieren lo que producen. Son suplidores eficientes para el Estado y para el sector privado. Hay que evitar que las altas tasas y los obstáculos aniquilen a las pymes.

Un espectáculo deprimente

Las designaciones de funcionarios consulares que no llenan ninguna función provoca a veces espectáculos deprimentes.

Algunos se pasan el tiempo en el ocio y otros enfrentan situaciones lamentables porque carecen de acreditación de organismos oficiales en los países a los que se les envía.

En algunos casos tenemos más vicecónsules que los que realmente son necesarios para brindar un servicio de calidad.

Es necesario modificar los criterios en base a los cuales se hacen estas designaciones.

 No podemos continuar en la práctica de mandar gente al exterior para no hacer nada, o para colocarnos en situaciones engorrosas, como son las frecuentes objeciones o negación de acreditaciones. Hay que cambiar el estilo.

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