Las chinches no dejan dormir a los neoyorquinos

Las chinches no dejan dormir a los neoyorquinos

NUEVA YORK.  AFP.  La ciudad que nunca duerme? No se lo digan a los habitantes de Nueva York desvelados por las chinches que tomaron por asalto edificios y se esconden hasta en prendas de afamadas tiendas de lencería.

Apartamentos, oficinas y tiendas han sido invadidas por esos minúsculos insectos nocturnos, fétidos e incómodos que taladran la piel, chupan la sangre y dejan irritantes picaduras.

Las autoridades municipales prometieron gastar medio millón de dólares contra las chinches y hasta las amenazaron.

«Queremos advertirle a las chinches (que) vuestros días estan contados», amenazó la presidenta del consejo municipal Christine Quin.

La actitud de las autoridades no tranquiliza a los neoyorquinos. Las chinches «empezaron a expandirse por todos lados (…) (y) la situación en las oficinas es dramática», señala un experto del sitio web www.bedbugcentral.com.

En los últimos 12 meses los servicios de emergencia de la ciudad de Nueva York recibieron 31,719 denuncias vinculadas a chinches, 26,000 más que en el año anterior.

Habitualmente el problema es enfrentado con discreción para evitar problemas como la pérdida de permisos, en caso de empresas, o carísimas facturas de empresas de exterminación.

La invasión de chinches ha alcanzado a tiendas como «Hollister» y «Abercrombie and Fitch», que cerraron temporalmente para resolver el problema.

Los bichos han osado incursionar en un local de Victoria’s Secret, un ícono de la ropa íntima, que tuvo que cerrar para erradicar las chinches.

Apenas más grandes que un grano de arroz, las chinches viven promedialmente unos 10 meses. Casi desaparecidas luego de la Segunda Guerra Mundial, volvieron tras la prohibición de insecticidas considerados tóxicos como el DDT y el auge de los vuelos internacionales.  Las chinches no son muy peligrosas pero su picadura es desagradable y, cual vampiros, atacan cuando la persona está dormida.  «Es sicológico (…) Las personas quedan espantadas», estima Jeremy Ecker, de «The Bedbug Inspectors» («Los inspectores de chinches»), una empresa que utiliza perros para liquidar a esos incómodos insectos.

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