La clave para poder mantener una buena relación es comunicación, comunicación y, por último, más comunicación.
La convivencia con alguien provoca, queramos o no, que en ocasiones haya ciertos roces que puedan causar malestar o molestias y aunque podamos considerar que son pequeños detalles sin importancia, en realidad dejar pasar esos rasgos que nos causan malestar no suele terminar siendo una buena idea.
Este propósito es útil seguirlo en cualquier ámbito, ya sea el trabajo, círculo de amigos, deportes colectivos… Pero no cabe la menor duda de que el círculo en el que hay una convivencia más intensa y, por tanto, más proclive a posibles discusiones es el de la relación en pareja, publicó hoy el portal elconfidencial.com
Pero esta comunicación no solo debe ceñirse a aquello más negativo. Cuando compartes una relación con otra persona, lo más lógico es hacerlo porque existen multitud de aspectos en común, un mutuo respeto y una sensación de goce y disfrute al compartir tiempo con ella.
Pocas emociones son mejores que estas aquí mencionadas, pero pueden ser aún más provechosas cuando se comparte y se está agradecido a la otra persona por vivir algo así con ella.
Muchos son los motivos por los que es necesario dialogar con la pareja, y el polifacético Barton Goldsmith (psicoterapeuta, locutor de radio y colaborados de medios como la CBS o la NBC) defiende en Psychology Today el papel que tienen las preguntas para acercarse a los sentimientos de la otra persona.
Por ello, propone una serie de cuestiones que pueden tener importantes beneficios para mantener una mejor y más clara relación.
1. ¿En qué puedo ayudarte? Tienes un rato libre y ves que tu compañero está ocupado. Mostrarle tu disposición a echarle una mano, y hacerlo, es un bonito gesto no solo por esforzarte para facilitarle el trabajo, sino también por la posibilidad de pasar tiempo juntos haciendo algo positivo para, al menos, uno de los dos.
2. ¿Quieres que cambie algún detalle de mí? Siendo honestos, todo el mundo tiene alguna particularidad que puede que sea molesta para el resto de personas y posiblemente no se sea consciente de ello. En una relación es positivo aceptar esas pequeñas manías de cada uno, pero en ocasiones pueden acabar siendo una bola de nieve mayor que cause mayor malestar a la otra persona.
Realizando una pregunta tan sencilla como si hay algo que quiere que se cambie y estando inclinado a aceptarlo y modificar ese comportamiento se está mostrando un gran respeto por la pareja y la intención de satisfacerla.
3. ¿Cómo puedo demostrarte que te quiero? No solo vale el “te quiero”. A caminar se aprende andando… y a querer, amando. Los sentimientos han de ser acompañados con acciones y no tienen por qué ser especialmente grandilocuentes o a través de espectaculares regalos. Los actos diarios de apariencia insignificante son los que a uno le hace sentirse querido.
4. ¿Quieres probar algo nuevo? Por muy a gusto se esté en una relación y por muy fuerte que sea el vínculo hay que estar abierto al cambio. La monotonía y la repetición son dos de los grandes enemigos de las relaciones. Hacer cosas nuevas es el principal antídoto contra ello y quién sabe, a lo mejor se encuentran nuevas aficiones y actividades en las que poder disfrutar juntos para así poder escapar por un tiempo, mayor o menor, de la inercia del día a día.
5. ¿Te apetece ir a algún sitio? Esa casa rural a la que han ido tus amigos y qué tan buena pinta tenía, ese hotelito al lado de la playa que encontró navegando por la red… Preguntarse por los posibles planes para días libres y vacaciones permite disfrutar más de ellas y sentir que puedes decidir cómo disfrutar con tu pareja. Hay planes originales para todos los bolsillos. No tienes por qué ir siempre al piso en la playa de tu primo segundo.