Las ciudades latinoamericanas y Santo Domingo

Las ciudades latinoamericanas y Santo Domingo

AMPARO CHANTADA
La descripción general de algunas cifras y porcentajes del panorama urbano en América Latina y el Caribe, permite comprender el complejo panorama que caracteriza a las ciudades latinoamericanas en la actualidad. Nos referimos al crecimiento urbano sin control que ha provocado la formación de las mega ciudades y grandes aglomeraciones, la extensión de los cinturones de pobreza en las periferias urbanas, la continua segregación de la población en ghettos y residenciales exclusivos, la transformación del espacio público y la pérdida de significación de los lugares públicos tradicionales como las plazas o parques centrales.

Los altos niveles de contaminación del aire y de los ríos, el colapso de algunos servicios públicos, el precario transporte público y el congestionamiento del tráfico urbano, se suman a esta lista de problemas urbanos. La fusión de todos estos factores ha provocado el deterioro de las condiciones de vida en general de los habitantes en las urbes, especialmente para los sectores pobres y de extrema pobreza que cada día son más numerosos en las afueras de la ciudad.

El crecimiento del sector informal en las ciudades latinoamericanas es otro de los muchos problemas. Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo, el empleo urbano informal aumentó entre 1990 y 2003 del 43% al 46% en toda la región. La proporción de hombres empleados en la economía informal urbana también aumentó en la última década del 39,5% al 44% y afectó más a las mujeres, cuyo porcentaje se incrementó del 47,5% al 50%. En países como República Dominicana, Perú, Bolivia y Ecuador y varios países centroamericanos este sector informal es de más del 60% de la PEA.

El centro histórico y/o el casco antiguo de la ciudad, ha tenido un proceso de clara decadencia y degradación y una disminución de sus habitantes. Sin embargo, el proceso de deterioro se ha revertido en algunos casos a partir de la década de 1990, como en Santo Domingo, Lima, Quito, Bogotá y la Ciudad de México, que han llevado a cabo proyectos de restauración de sus antiguos centros históricos.

Al mismo tiempo, la segregación residencial sigue en incremento con una creciente polarización del espacio urbano. Con los crecientes niveles de delincuencia, secuestros y otros crímenes, con los corredores viales y los barrios a la periferia, el enclaustramiento de las familias ricas en “barrios seguros o torres seguras” es la norma. El modelo de condominio de lujo con sistemas de seguridad privados se ha extendido en las ciudades de América Latina de forma generalizada. Las clases medias, que cada vez son menos numerosas, también han adoptado un sistema similar de vivienda en condominios con organización barrial. El acceso a estas antiguas vías públicas, ahora es privado, y el paso es regulado por los vecinos y los nuevos sistemas privados de seguridad mantenidos por los vecinos. Lo que también ha producido cambios sustanciales en el uso de las vías públicas, ahora convertidas en privadas. Incluyendo, las plazas comerciales, templos del consumo.

En suma, la segregación espacial plantea una transformación importante en los usos tradicionales del espacio público en la ciudad. No sólo las elites se segregan cada día más, sino también otros grupos sociales medios y populares siguen un patrón similar por razones de seguridad. Estos factores unidos al crecimiento en la periferia y diversificación de servicios, da como resultado que ya no exista un solo centro, sino múltiples centros dispersos, desaparecen los espacios públicos y las ciudades pasan por procesos de re-urbanización constantes. A pesar de que en algunas de ellas todavía existe un centro simbólico, en la mayoría de las ciudades ya no es posible definir cuál es su centro. Las mega ciudades y grandes aglomeraciones urbanas latinoamericanas se extienden como una gran mancha que se pierde en el horizonte, cuyos habitantes difícilmente llegan a conocer en su totalidad, y mucho menos a transitar o a imaginar en conjunto. Todas esas situaciones se podrían revertir con las políticas sociales desde el Estado o con las iniciativas que toman los ayuntamientos locales: si quisieran, cuánto trabajo tuviéramos.

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