Las claves de la supremacía holandesa en patinaje de velocidad

Las claves de la supremacía holandesa en patinaje de velocidad

LA HAYA. AFP. Dos podios 100% holandeses en la pista larga del Adler Arena (5.000 y 500 metros masculinos) y ya diez medallas ‘Oranje’ sobre quince en juego: en Sochi, el dominio apabullante de Holanda en patinaje de velocidad sólo puede sorprender a los no conocedores de este deporte.  

Existen diversos factores culturales, fisiológicos y logísticos para ello, en un país donde los patinadores son venerados como futbolistas. Esa es una de las claves de por qué los neerlandeses han conseguido, hasta el miércoles, cuatro de los cinco títulos en juego (5.000, 500 y 1.000 metros hombres, 3.000 metros mujeres), para una cosecha de diez medallas (4 oros, 2 platas, 4 bronces).

El patinaje forma parte de la cultura holandesa, sobre todo desde los siglos XVI y XVII. Los católicos oprimidos por los calvinistas encontraron en el patinaje una forma de sentirse libres, según cuenta el historiador Marnix Koolhaas. En su opinión, el patín era también el medio de locomoción invernal más rápido para los que no tenían caballo.

Poco a poco, fueron apareciendo competiciones, especialmente la Elfstedentocht (Carrera de las Once Ciudades), que tiene lugar cuando el invierno es muy duro. La última edición fue en 1997 y reunió a 16.000 participantes.

Según cifras de la Federación Holandesa de Patinaje (KNSB), cinco millones de personas del país cuentan con un par de patines, lo que supone un habitante de cada tres. Entre ellos, 1,3 millones acuden varias veces al año a la pista de patinaje.

La KNSB cuenta con 150.000 miembros, de los cuales 16.000 están inscritos en competiciones de patinaje de velocidad. La base popular está por lo tanto presente para construir campeones, especialmente teniendo en cuenta que la formación empieza a la edad de seis años.

«Tenemos muchos buenos patinadores, hay que luchar mucho sólo para acudir a Sochi», explica Gerard Van Velde, el entrenador de Michel Mulder, medalla de oro en 500 metros y bronce en 1.000 metros.

«Dos o tres muy buenos patinadores no están en los Juegos ya que fallaron en las clasificaciones. Hay que ser el mejor constantemente», concluye, en alusión a Kjelt Nuis, mejor tiempo de la temporada en 1.000 metros, que no logró clasificarse en las selecciones holandeses.

La fisiología ayuda. El patinador belga Bart Swings hacía recientemente esta comparación: «Los holandeses son al patinaje lo que los kenianos a las carreras de fondo».

Los holandeses parece que nacen para patinar, con una condiciones físicas perfectas para este deporte.

Las estadísticas de la Organización Mundial de Salud (OMS) indican que los holandeses figuran entre los pueblos más altos del mundo, lo que da una gran potencia a las piernas.

Gerard Kempkers, entrenador del campeón olímpico de 5.000 metros Sven Kramen cree también que es importante la afición que existe en su país por el ciclismo, lo que desarrolla también los mismos músculos que el patinaje.

En Holanda existen también casi una treintena de pistas de patinaje permanentes, equipadas de la pista de 400 metros necesaria para el patinaje de velocidad. A ello se suman las instalaciones temporales que se instalan cada invierno.

Los fines de semana es frecuente que las pistas se llenen. Heerenveen es considerada la ‘Meca’ de las pistas de patinaje a nivel mundial.

Otro elemento que favorece este éxito es la popularidad con la que cuentan las estrellas de este deporte, haciendo sombra, en ocasiones, a los astros del fútbol, que no tienen rival en la mayoría del resto de países del ‘Viejo Continente’.

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