Las coincidencias de Cupido

Las coincidencias de Cupido

“La mayoría de los seres humanos creemos que todo sucede “por algo”, que todo tiene un porqué y, por eso, cuando la casualidad aparece en nuestra vida mueve todos nuestros cimientos y tenemos la sensación de estar manejados por una fuerza superior que escribe nuestro destino”, señala el periodista y escritor, Josep Guijarro (Barcelona, España, 1967).
Guijarro sabe de lo que habla, porque desde hace años viene investigando las coincidencias, sincronicidades o casualidades, y recopilando casos sorprendentes en los que dos o más personas, cosas, sucesos o fenómenos, coinciden en un momento o lugar, o a veces el presente y el pasado se entrecruzan, debido al azar o a una fuerza mayor, aún insondable e incomprensible.
“Las coincidencias juegan un papel importante cuando iniciamos una nueva relación amorosa”, según este autor.
“Cuando tenemos nuestra primera cita, buscamos –consciente o inconscientemente– puntos de coincidencia, como nuestro signo del zodíaco, nuestras aficiones, gustos musicales o gastronómicos, entre otros”, señala Guijarro a Efe.
“Cuanto más indagamos en esa primera cita, más nos acercamos. Como si los eventos personales de cada uno y el universo de las coincidencias, siempre subjetivo, nos aproximara, para llegar a una conclusión inequívoca: el destino nos ha elegido a ti y a mí, nena. Necesitamos el “sí” cósmico”, apunta.
“Y es que esa ‘bendición sincrónica’ nos proporciona seguridad. Con cada nueva experiencia –aunque sea insignificante– reafirmamos la relación con optimismo o nos da la energía para iniciarla”, recalca el autor.
“Las coincidencias nos entusiasman y nos empujan a cambios vitales, al despertar de nuestra conciencia para hacernos avanzar”, explica Guijarro, quien añade que, a menudo, también nos empujan a entrar o salir del amor, como desvelan algunos casos descritos en su segundo libro sobre este tema, titulado “Más coincidencias imposibles”.
Historia de amor predestinada. El 9 de agosto de 2008 tuvo lugar en la iglesia de St. John, en Kinsthorpe, Reino Unido, el enlace matrimonial entre Dale Wilson y Kelly Robinson, según Guijarro (http://josep-guijarro. blogspot.com.es/).
Añade que ambos coincidieron de recién nacidos en la misma sala del hospital y el mismo día, pero sorprendentemente sus vidas no volvieron a cruzarse hasta veinte años después, el 10 de abril de 2006, cuando una flecha de Cupido les juntó, sin que entonces pudieran sospechar que, en realidad, ya se conocían, porque sus madres habían dado a luz al mismo tiempo y en el mismo sitio.

Infidelidad descubierta en una foto casual. Según Guijarro, los jóvenes Marina Voinova y su novio Alejandro rompieron una relación de cinco años a causa de una fotografía descubierta, casualmente, en Yandex Maps (el equivalente ruso de Google Maps).

Marina buscaba desde el ordenador de la oficina una dirección de Perm (Rusia) y, al visualizar una imagen a pie de calle tomada por un coche que va realizando imágenes panorámicas mientras circula y publicada en esa web, descubrió al “corneador” agarrado del brazo de su primera novia. “¡Mira qué casualidad!”, explica.

Un mensaje “por error” que dio en el blanco. Kasey Bergh, una divorciada de cincuenta y tres años, se confundió de número y le envío por error un mensaje con su móvil a un desconocido, creyendo que se lo enviaba a un compañero de trabajo, de acuerdo a Guijarro.

Aquel mensaje lo recibió un apuesto joven de veintitrés años llamado Henry Glendening, quien le respondió educadamente que ella se había equivocado, pero le propuso a la sorprendida Kasey que podrían verse algún día, cuenta este autor.

Tras una semana de intercambio de SMS, Henry consiguió una cita ciegas, Cupido lanzó su flecha, se produjo la conexión entre ambos y, dos años después, en 2015, se casaron, apunta.

Cupido viaja desde Ecuador a Alemania. A los seis años, Leonardo, de nacionalidad ecuatoriana, se fue a vivir a Barcelona (España), donde se hizo amigo inseparable de Gaby, una niña de la misma nacionalidad que él. Pero cuando ella tenía dieciséis, la familia de Gaby regresó a Ecuador y perdieron completamente el contacto, explica Guijarro.

Añade que pasaron los años y Leo se hizo adulto. En 2013 viajó a Hannover para aprender alemán y, el primer día de clase, le llamo la atención una voz en castellano. Era Gaby, ¡su mejor amiga de la infancia!, que estaba en la misma ciudad, en la misma academia y con el mismo horario, porque uno de sus familiares había conseguido allí un trabajo temporal. Guijarro ignora si la reencontrada amistad culminó en amor, pero “desde luego, Cupido estaba haciendo de las suyas”, afirma.
El matrimonio cuántico de las gemelas. “Según el concepto del enlazamiento cuántico, dos partículas que han estado unidas lo estarán siempre y todo lo que le ocurra a una afectará inmediatamente a la otra y, por lo visto, esta idea también podría aplicarse a las personas”, comenta Guijarro al describir otro caso de coincidencia sorprendente.

Ting Su, una joven de 29 años que vivía en la localidad china de Suzhou, sospechaba que su marido Cheng podría tener una aventura amorosa. Lo siguió hasta un aparcamiento subterráneo y se aproximó sigilosamente hasta el coche de su esposo. Allí comprobó que su intuición era cierta: Cheng estaba en una situación muy íntima con la hermana gemela de Ting Su. Ambas hermanas, al igual que las partículas de luz, estaban entrelazadas.

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