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Está sobrepasada la capacidad con que debe contar el sistema materno-infantil de República Dominicana para preservar las vidas de neonatos que presenten malformaciones congénitas y/o dados a luz por madres que no recibieron vigilancia médica antes del parto. Los resultados preliminares de una investigación del Ministerio de Salud sobre la muerte de 34 recién nacidos en febrero pasado no atribuyen en este momento mala aplicación de protocolos por médicos y enfermeras del área de internamiento ni fallas logísticas por parte de la administración del hospital San Lorenzo de Los Mina.
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Esto, aunque la primera reacción de la cartera a la revelación de una racha mortal fue despedir al director del centro y al encargado del área de neonatales tras denuncias desde el propio establecimiento de que el personal competente y de vasta experiencia a cargo de la sala de recién nacidos había sido sustituido súbitamente poco antes de ocurrir los decesos con riesgos para la calidad del servicio.
Estos detalles oficiosos deberán ser confirmados o desmentidos al concluir las indagaciones con las que el Ministerio de Salud Pública se muestra comprometido a llegar hasta las últimas consecuencias sin que deba perderse de vista como causas básicas e institucionales de las muertes el vacío de atención primaria en vastas áreas geográficas de las que son reenviadas a los centros asistenciales capitaleños más confiables parturientas en estado crítico incluyendo numerosas haitianas casi desahuciadas.
