Las condiciones son cada vez más favorables

Las condiciones son cada vez más favorables

Camino por todo el país; converso con cientos de personas, dirigentes en sus respectivas provincias y municipios; tengo acceso a las opiniones de las gentes en las calles de municipios y cabeceras de provincias de todo el país, donde cientos de hombres y mujeres, en esfuerzos concentrados de todos los fines de semana, y en una RED esparcida por todos los rincones, buscan las adherencias de los ciudadanos a la organización política encabezada por Guillermo Moreno.

El grueso de los ciudadanos está harto de este sistema político y de todos y cada uno de sus políticos. Claman por la “aparición” de una “alternativa política” creíble, que concite confianza y que tenga el valor y la firmeza para hacer coincidir sus palabras con sus hechos.

Nunca había habido, desde los 60, una situación como esta. Pero nunca había habido tampoco, desde los 60 un trío de cúpulas (las políticas, las sociales-económicas, las eclesiales), tan corruptas; tan contrarias al interés de las grandes mayorías; tan proclives a entregar el país (nuestras riquezas naturales y mineras y la parte fundamental de nuestra Soberanía) a los peores intereses de lo que el ingeniero Espaillat Nanita denomina  “Plutocracia Mundial” (con cabeza en los Estados Unidos, Europa y, en menor grado, Japón).

En los 60 teníamos poderosas organizaciones revolucionarias, con una ínfima experiencia política; líderes-gigantes, como nunca los había habido; una juventud dispuesta a todo. Pero una gran inexperiencia.

Ahora no tenemos eso. La izquierda rompió el vínculo con las masas y, todavía, los mejores hombres y mujeres progresistas ni comprenden bien la situación ni están dispuestos a sacrificarlo todo para construir esa alternativa, ni tampoco hemos podido superar la desunión real,  lo que nos impide actuar con una sola estrategia y un solo plan, hacia el poder.

Las pasadas encuestas no pudieron ser más negativas para las tres cúpulas dueñas del país. En ese partido único PLD-PRD, santificado con todo el lodo del pacto Miguel-Leonel, con su nueva constitución, la garata que se ha armado de cara a las candidaturas, son un retrato fiel de en manos de quien están los destinos de la Nación. Podredumbre, cientos de millones provenientes de la delincuencia, el narcotráfico y la corrupción desde la cúspide del poder. Nadie cede. No hay principios pero  si una enorme piñata.

Y, mientras tanto, el Dr. Leonel Fernández, cuya estrategia es “dejar hacer” y confundir la opinión mundial y algunos ilusos en el país, con su imagen de izquierdista, civilista y culto, articula desde su posición de jefe uno de los procesos más negativos que conoce la república desde su fundación.

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