El año que recién inicia llega cargado de una serie de situaciones que pueden confundir no solo a las masas iletradas, sino hasta a quienes se precian de tener mentes claras y certeras en la apreciación de los acontecimientos que sacuden a la sociedad.
Por ejemplo, las investigaciones del admitido soborno de la firma brasileña ODEBRECHT por un monto de 92 millones de dólares a funcionarios dominicanos de tres gobiernos, se ha concentrado en esta cifra, ignorando un fraude mayor que pudo darse con el escalamiento o subida de precios que pagaron las autoridades responsables de la contratación, supervisión y cubicación de las obras ejecutadas.
Otro caso que mueve a confusión es el fallido intento de un general de alta formación profesional y experiencia por convencer a la población de que las acciones delincuenciales de su hijo, ejecutadas en provecho pecuniario propio, fueron acciones revolucionarias, en vez de pedir disculpas a la sociedad por las fallas que pudo tener en la formación de su primogénito.
La situación que se ha presentado en Valle Nuevo, Constanza, es otro acontecimiento digno de estudio porque hasta un expresidente que tuvo en sus manos la oportunidad de resolverla, aparece años después queriendo congraciarse con los ocupantes de un parque nacional, pidiendo diálogo ante la amenaza de desalojo del Ministerio de Medio Ambiente.
El derecho de la población al agua y a la preservación de los recursos naturales del país, debe estar por encima de los intereses de grupos comerciales o familias que por años se han lucrado de los predios que ocupan, independientemente de los títulos que posean, porque la tierra es patrimonio de la humanidad.