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BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Los hallazgos de la encuesta de CIJUPD sobre Consumo de Drogas en Jóvenes y Adolescentes de la zona metropolitana (el Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo) contienen informaciones valiosísimas para tratar de comprender, con elementos más concretos, el entorno personal y familiar de los muchachos y las muchachas que consumen estupefacientes.
Según este sondeo, auspiciado por el Círculo Juvenil de Prevención del Uso de Drogas, el 74% de los muchachos y muchachas de 14 a 24 años que residen en el Distrito Nacional y en la provincia Santo Domingo consume alcohol, bebida que los médicos y los profesionales de la conducta califican de droga aun cuando sea socialmente aceptada y muy legitimada por todos los grupos sociales.
Más todavía: el 23% de estos muchachos y muchachas consume drogas narcóticas. Casi uno de cada cuatro jóvenes. Pero ambos grupos consumen bebidas alcohólicas.
La mayoría de estos jóvenes proviene de hogares formales rotos o inexistentes. Es decir, no ha tenido la posibilidad de participar en un proceso de socialización donde el padre y la madre desempeñen los roles social, espiritual, económico y emocionalmente necesarios. Según la encuesta, en efecto, solo el 28% de estos jóvenes vive con sus padres.
Entre los que nunca han vivido con sus padres, el 27% declaró que nunca convivió con sus padres y el 74% dijo que sus progenitores estaban separados.
Cuando se habla de que la familia dominicana está en crisis o disgregada, en estos casos este fenómeno muestra sus perfiles concretos y las consecuencias tienen nombres y apellidos.
Los barrios de la zona metropolitana donde los encuestadores encontraron mayor consumo de drogas son estos: Bella Vista, Villa Juana, Boca Chica, Villa Duarte, Buenos Aires, Villas Agrícolas, Capotillo, San Carlos, El Edén, Sabana Perdida, Gualey, Quisqueya, Guaricado, Palavé, Invivienda, Naco, La Caleta, Lucerna, ensanche La Paz y Los Prados.
Esto no quiere decir que la investigación fue lleva a cabo solo en estos sectores mencionados. La encuesta cubrió exactamente 94 barrios o sectores, 40 en el Distrito Nacional y 54 en la provincia Santo Domingo.
Los muchachos y muchachas que están expuestos a los estupefacientes consumen cocaína, éxtasis, crack y marihuana. El 44% de los consumidores empezó a usar las drogas entre los nueve y los trece años de edad, el 47% entre los 14 y 19 años y un tercer grupo, equivalente al 7%, inició a consumir estupefacientes antes de cumplir los nueve años de edad.
Estos muchachos y muchachas, que confrontan problemas serios con sus estudios, que llevan una vida sexual desbordada, que pasan buena parte del tiempo en las calles, adquieren su droga mayormente donde vendedores, según dijo el 79% de los entrevistados. Otros, el 13%, la adquiere de manos de amigos.
Como la realidad es una, aunque tenga múltiples enfoques y perspectivas, la encuesta encontró que solo el 16% de estos muchachos y muchachas regresa a sus hogares antes de las 12 de la noche. El 25% lo hace entre las 12 y las dos de la madrugada, el 29% entre las dos y las cuatro, y el 31% después de las cuatro de la madrugada.
Estos resultados pueden ser leídos de muchas maneras. Aquí hay lecciones importantes y pistas dignas de tomarse en cuenta a la hora de diseñar políticas y planes de trabajo para abordar el tema del consumo de estupefacientes en los barrios de la zona metropolitana y tal vez de otras grandes ciudades.
Aquí vemos también que la crisis de los hogares no es una retórica apocalíptica, sino una realidad. Como tampoco es un cuento de camino que la deserción escolar es particularmente grave después del octavo grado y que hay mucha gente joven sin un horizonte personal y sin oportunidades para trabajar e insertarse en la vida productiva.
El reto es, obviamente, grande y complejo, pero no podemos seguir eludiéndolo. Como ciudadanos, como familias, como iglesias, como partidos políticos y como sociedad tenemos que abordarlo.
