Hoy 
Toda crisis parece traer aparejada una contrapartida de oportunidades. El comportamiento del mercado petrolero ha puesto en riesgo de crisis muchas economías, entre las que hay que contar la nuestra. Una vez nuestra economía se nutría de la industria azucarera, pero los edulcorantes alternativos hicieron deprimir los precios del azúcar de tal manera que nuestra industria del ramo colapsó.
En estos tiempos, es la crisis impulsada por el mercado petrolero la que trae aparejada la oportunidad de reactivar y sacarle enormes ventajas a la descalabrada industria azucarera. Y la crisis de los alimentos, por otro lado, trae aparejada una cantera de oportunidades para la agropecuaria local.
Sin embargo, debemos ser cautelosos al administrar esas oportunidades derivadas de las crisis. Los precios azucareros han ido mejorando y el naciente mercado de los biocarburantes nos pone ante expectativas prometedoras. Lo práctico sería diversificar la industria de la caña para aprovechar ambas perspectivas y abrir otras, como el aprovechamiento del bagazo con fines comerciales. La industria de la caña parece marchar hacia sus mejores tiempos, para ayudar, inclusive, a disminuir nuestra dependencia de combustibles fósiles. En otros ámbitos de la agricultura hay también expectativas por la crisis alimentaría. Parece cierto eso de que cada crisis trae aparejadas sus oportunidades.
Amenazas contra la salud
El ingreso al país de medicamentos adulterados y la negligencia de las autoridades -confesada por el director general de Aduanas, Miguel Cocco- para detectarlos y decomisarlos constituye una amenaza grave para la salud física de mucha gente y para la salud económica de prestigiosas empresas farmacéuticas locales con importantes inversiones, que generan empleos y tributan al fisco.
La situación, además, entra en riña con compromisos muy serios que hemos asumido con la Organización Mundial del Comercio y también como signatarios de tratados comerciales como el DR-CAFTA y otros, para hacer respetar pautas sobre derecho de autor y propiedad intelectual e industrial. Conviene que se le ponga fin a la negligencia oficial y que se persiga el contrabando de medicamentos, sobre todo aquellos que son adulteraciones de fórmulas comerciales. Hay mucha salud física y económica en riesgo por esta situación.
