Las cuevas de Talgua (Honduras)

Las cuevas de Talgua (Honduras)

POR DOMINGO ABRÉU COLLADO
Durante seis días, del 7 al 13 de este mes de abril, estuvimos en Honduras, país centroamericano, participando en dos actividades muy importantes para la espeleología regional: un taller sobre prácticas espeleológicas, principalmente verticales; y la celebración del Primer Congreso Centroamericano y del Caribe de Espeleología.

Ambas actividades se realizaron en Catacamas, a 210 kilómetros de Tegucigalpa (la capital) donde están las Cuevas de Talgua, un conjunto de cuevas activas con grandes atractivos naturales y culturales.

En ambas actividades participamos en representación de la República Dominicana los espeleólogos Andrales Abréu Cerón, David Morera Fernández y Domingo Abréu Collado, todos del Espeleogrupo de Santo Domingo. Los demás países, además del país anfitrión, Honduras, con representaciones ante estas actividades fueron Costa Rica, Estados Unidos, México, Inglaterra, Guatemala, Italia y Puerto Rico. Pero sobre el congreso escribiremos en el próximo artículo.

Las cuevas de Talgua forman un conjunto de cuatro grandes cavidades localizadas dentro del Parque Nacional Sierra de Agalta, a una altitud sobre los 460 metros sobre el nivel del mar. Este parque nacional se encuentra en el Departamento de Olancho, cuya principal ciudad es Catacamas, quedando las cuevas a solamente ocho kilómetros de la ciudad.

Conforman el conjunto la Cueva de las Arañas, de los Cráneos Fosforescentes,  de las Aventuras y la Cueva de Pinavetal. De éstas, la Cueva de los Cráneos ha sido habilitada una parte para su recorrido turístico. Se le llama “de los Cráneos fosforescentes” por haber sido encontrado en una espelunca de su interior, un depósito con varios cráneos humanos concrecionados por la calcita –lo que les da ese aspecto luminoso- acompañados por ofrendas depositadas en vasijas de barro cocido. Datado el hallazgo en aproximadamente tres mil años, constituyen actualmente uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos años para Honduras y todo Centroamérica.

La habilitación turística de esta cueva implicó la declaración de esa parte del parque nacional como un Parque Eco-arqueológico, en el que se funden la diversión, la práctica montañista y las enseñanzas en torno al interés natural y cultural de las cuevas.

Según una compilación realizada por el espeleólogo Richard Finch, de la “National Speleological Society” de los Estados Unidos, este sistema de cuevas fue explorado por primera vez entre 1983 y 1984 por un grupo de espeleólogos norteamericanos y franceses encabezado por Larry Cohen, acompañado de Marc Rabaud, Beto Sattel, Hilary Berkman, Douglas Beals, Erik Reinbach, Luc Levi-Alvares, Rim Schachter, Ken Sattel, John Nolan y Lourdes Cohen.

En 1984 se realizaron trabajos de mapeo en la Cueva Grande de Talgua, a cargo de Bruce Randall, Roy Schachter y Bárbara Schomer.

Diez años más tarde, en 1994, los espeleólogos hondureños Desidero Reyes y Jorge Yanes descubrieron el sitio arqueológico que habría de consagrar a Talgua como uno de los lugares arqueológicos más importantes de Honduras, al encontrar un importante número de osamentas humanas prehispánicas acompañadas de una notable cantidad de vasijas de igual procedencia. Les acompañaban los espeleólogos norteamericanos Greg Cabe y Tim Berg.

En 1995, James Brady, George Hasemann y John Fogarty, publicaron algunos de los resultados de las investigaciones arqueológicas que fueron realizadas en las Cuevas de Talgua a raíz del descubrimiento del sitio arqueológico.

En abril de 2002, Nicolas Herrmann publicó los resultados de sus estudios bio-arqueológicos desarrollados en Talgua.

Más recientemente, espeleólogos italianos han estado realizando levantamientos en este conjunto de cuevas.

La actividad hídrica de las Cuevas de Talgua aporta una considerable cantidad de agua al río Talgua, que corre pocos metros más abajo y a menos de 100 metros de la entrada de la principal cueva del conjunto.

Por iniciativa del Instituto Hondureño de Antropología, representado en Catacamas por el espeleólogo Jorge Yanes, estas cuevas han sido proyectadas como uno de los lugares turísticos más importantes de la región de Olancho. Actualmente cuenta con caminerías e iluminación al interior de la cueva principal, un museo arqueológico, un comedor, áreas de servicio, oficinas y centro de recepción.

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