Las declaraciones de Felipe González

Las declaraciones de Felipe González

JOTTIN CURY HIJO
El ex presidente del gobierno español, Felipe Gónzalez, expresó recientemente en San José de Costa Rica su preocupación por el despiste monumental y falta de estrategias de Estados Unidos con relación a América Latina. Esas declaraciones fueron externadas con ocasión de un análisis sobre el auge de los gobiernos de izquierda en la región, toda vez que según el ex mandatario se han producido nuevas fracturas que no se están analizando.

Si observamos cuidadosamente las expresiones de Gónzalez, quien actualmente sirve de asesor a no pocos políticos y empresarios hispanoamericanos, veremos que son interesadas e inexactas. Lo primero que debemos recordar es que tanto las agrupaciones políticas como los gobernantes vinculados a la internacional socialista, a la cual pertenece Felipe Gónzalez, que han gobernado en esta descuidada zona del mundo, han resultado desastrosas. La corrupción, el endeudamiento externo e interno, así como el incremento de la pobreza han sido común denominadores no sólo de los gobiernos latinoamericanos emparentados con la Internacional Socialista, sino también de los que no son afines a esa poderosa entidad internacional.

Pero al margen de las funestas gestiones que nos hemos gastado, las cuales han contado con el apoyo de la Internacional Socialista, lo cierto es que resulta incorrecto afirmar que los norteamericanos no tienen planes para América Latina. Lo que sucede es que el proyecto neoliberal diseñado por el Gigante del Norte para adueñarse de los mercados y estructuras de producción de los países económicamente débiles ha fracasado en Sudamérica. Ese mismo modelo que ahora se está aplicando entre nosotros, y que se viene aplicando desde hace años en otros países hispanoamericanos, ha fracasado estrepitosamente, generando mayores desigualdades sociales.

Y como los fenómenos económicos y sociales acarrean necesariamente respuestas políticas, han ascendido y seguirán surgiendo movimientos de izquierda en todos los países de habla hispana cuyas precariedades han aumentado como consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales. El triunfo de estos movimientos, acogiéndose a las reglas de la democracia representativa, no es casual, sino producto de la concentración de las riquezas en pocas manos, especialmente de políticos y empresarios inescrupulosos. Hugo Chávez, Michel Bachelet, Evo Morales, Lula da Silva y el próximo triunfo de Ollanta y López Obrador constituye una respuesta contundente al excluyente modelo económico imperante.

En consecuencia, es errado afirmar, como lo hace Felipe Gónzalez, que los Estados Unidos no disponen de ninguna estrategia ante el auge de gobiernos de izquierda, en razón de que estos movimientos son el fruto del modelo económico impulsado por los propios norteamericanos en la región. En la medida que los países pobres se ven obligados a abrir sus mercados para darle paso a productos subsidiados extranjeros, se produce un déficit en la balanza comercial, generándose mayor endeudamiento y quiebra de los productores del país receptor de bienes subsidiados.

Y si al malestar económico le añadimos el político, la situación se torna más preocupante. El triunfo de la izquierda en Latinoamérica constituye también una respuesta a la desbordada corrupción pública y privada, así como a la ausencia de instituciones para frenarlas. No en vano el último sondeo que se realiza anualmente en 69 países por las firmas encuestadoras Sigma Dos y Gallup Internacional, arrojó como resultado que el 82% de la gente tiene la percepción de que los políticos son deshonestos.

Es fácil percatarse que el problema no es de falta de estrategia ni de nuevas fracturas, como afirma Felipe Gónzalez, sino del fracaso de un modelo económico que genera serias exclusiones sociales. Lo recomendable sería que las potencias industrializadas rectifiquen sus políticas globales para evitar que se continúe ensanchando la brecha entre ricos y pobres. En caso contrario, seremos testigos de procesos cada vez más radicales y violentos que enarbolarán la redención de los oprimidos.

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