Las deudas y las preocupaciones

Las deudas y las preocupaciones

La deuda pública, que viene sobrepasando el 50% del PBI sin inmutar a quienes gobiernan, sigue siendo visto desde las lúcidas críticas de analistas y dirigencias empresariales como riesgosa para la economía. Aprecian que la cadena de préstamos sustenta mayormente gastos e inversiones que no contribuyen al fortalecimiento de sectores productivos que tiendan a colocar al país en posición de reducir su dependencia del crédito externo. Además, para cualquier razón social de la magnitud que sea incluyendo el sector público, recurrir a préstamos hasta para asumir pagos de intereses por el fardo adeudado y cubrir parte del presupuesto nacional, demostraría con creces que se ha superado el nivel de ingresos, ordinarios y extraordinarios imprescindible para solventar grandes compromisos adicionales.

Parece desconocerse que el peligro mayor no estriba en endeudarse, sino en emplear recursos sin enfocarse en el desarrollo de ámbitos de verdadera riqueza. La actual política de endeudamiento no está respaldada por argumentos convincentes fuera de argüir que el crecimiento ensancha la capacidad de pago del país. Las objeciones al perfil no productivo del endeudamiento están en buena medida basadas en cifras de los propios organismos oficiales y rebatirlas resultaría difícil. Las sólidas críticas fueron desconcertantemente ignoradas en la reciente y extensa comparecencia presidencial del 27 de febrero.

A esa obra le llegó su hora

Con anticipación a que llenara una verdadera necesidad fue construido hace 23 años el aeropuerto de Barahona, el cual honra a la actriz dominicana María Montez. Como destino de vuelos internos no ganó terreno en los siguientes años y es ahora cuando cumpliría un gran papel para la importancia cobrada por la región y la confirmación con operaciones rentables ya vigentes de que el Turismo llega allí para quedarse.
La Cámara de Diputados ha solicitado que el aeropuerto barahonero, estratégicamente enclavado en las cercanías de maravillas naturales como Bahía de las Aguilas, sea llevado a la categoría internacional que corresponde. Su sola presencia, a ser mejorada con poco esfuerzo, dota de una infraestructura básica al litoral que rápidamente se sitúa en ambiciosos proyectos de inversión del sector privado.

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