Las dos caras de Navidad

<p>Las dos caras de Navidad</p>

La mayoría de los dominicanos –un 73% de los ciudadanos, de acuerdo con la encuesta Gallup-HOY- aguarda el período de Navidad con alegría y entusiasmo, aunque esos mismos encuestados están mayoritariamente  conturbados por la reforma fiscal en ciernes y la rechaza.

A pesar, además de que el trabajo del gobierno ha perdido mérito ante  ellos y el 72% afirmó, en el mismo sondeo, que la economía del país está mala.

La tradición pascuera está, en efecto, asociada a fiestas y excesos y uno siempre teme encontrarse con borracheras y temeridades con tendencia a causar daños personales, pero el estudio de opinión a que hacemos referencia indica que la mayoría de las personas (48.5%) prefiere pasar la Nochebuena en el recogimiento del hogar.  Solo el 11% dice que acude a bailes públicos  y a centros de diversión.

No obstante  el mito mayor de diciembre está en la suposición de que la mayoría de los habitantes de la República recibe algún dinero extra en este mes, pues resulta que sólo el 24.3% de los entrevistados por Gallup declaró que sus ingresos aumentarán en los días que siguen.

Queda visto entonces que el sentido profundo de la Navidad pervive, que la gente quiere  estar en paz consigo, dar y recibir manifestaciones de afecto con amigos y familiares, y que los motivos pecuniarios para gastar más y desbordarse en festejos pertenecen a una minoría.

Que las desigualdades no toman vacaciones porque llega el invierno y que el sector minoritario que alcanza  los beneficios del doble sueldo, en realidad dedica el 92% de esa liquidez  a  pagar deudas, reparar la casa, y adquirir ropas. Solo el 4% de lo que se percibe extra iría a cherchas y fiestas, según los encuestados.

-II-

Contra el espíritu de convivencia y moderación obran, inevitablemente otras manifestaciones de la conducta humana que obligan a la sociedad a  estar en guardia.

Están, de un lado,  los choferes y conductores que son lo suficientemente irresponsables como para colocarse al volante habiendo consumido alcohol. En un país en el que no se aplica siquiera el más rudimentario control sobre las condiciones de quienes manejan vehículos de motor, la mayoría de los accidentes, y las víctimas que causan, están asociadas al uso  de sustancias etílicas, un índice negativo que aumenta en el último mes del año.

Como aumenta también la incursión de estafadores, escaladores y asaltantes atraídos por la activación del consumo y el desplazamiento masivo de gente  dentro de  las ciudades y las carreteras.

La pascua es una tradición  que concentra los gastos de la familia en una serie de artículos que cíclicamente se convierten en objeto de especulación. El único daño personal que acecha al ciudadano no es el del robo ordinario.

Los precios desmedidos a partir de maniobras de acaparamiento, constituyen también un recurso para despojar abusivamente al ciudadano del dinero que ganó honradamente.

La nación paga mediante impuestos para que el Estado ejerza autoridad contra los males que se exaltan en Navidad.  La ley debe ser dura contra quienes se apandillan para delinquir; o sobrepasan las normas que rigen el tránsito.

Un gran regalo pascual sería, además, que el gobierno diera una fuerte vigencia a la ley de protección al consumidor, herramienta que sería de enorme utilidad contra el agiotismo.

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