Las dos opciones de Danilo Medina

Las dos opciones de Danilo Medina

La opción 1: Continuar el legado de Leonel Fernández, es la primera opción del nuevo presidente y eso implica no hacer ningún cambio importante en el desenvolvimiento económico, social e institucional del país.

Ese legado garantiza la estabilidad en el tipo de cambio con un peso sobrevaluado, la competitividad seguiría estrangulada por los altos costos internos, obliga a las recurrentes reformas tributarias para cubrir el inmenso déficit fiscal y evitar un default en el pago de la deuda, refuerza el gasto libertino y la corrupción pública en la que somos líderes mundiales, estimula a un mayor endeudamiento interno y externo para seguir financiando grandes obras grado a grado con sus jugosas comisiones, induce a la expansión del clientelismo y al despilfarro de los recursos públicos, fustiga la educación que continuará su inalcanzable lucha por el 4%, el sistema de salud jamás saldrá de su bancarrota, la producción de alimentos irá desapareciendo dándole paso a las importaciones (donde  también se roba a manos llenas) y la institucionalidad seguirá dominada por el caos y el desorden.

Esa opción es válida desde el punto de vista político, si lo prioritario para el nuevo gobierno es que el PLD siga en el poder. También lo es si el nuevo presidente quiere evitar confrontaciones con la dirigencia de su partido y con el propio Leonel Fernández. Y podría tener una poderosa justificación si el temor invade a Danilo por el peligro que representa para su seguridad personal hacer cambios radicales que encaucen al país por otro sendero.

La opción 2: Es hacer todo lo contrario. Considerando que el déficit fiscal acumulado a julio, ya roza los RD$80,000 millones y las deudas con suplidores y contratistas, con el sector eléctrico y con el Banco Central alcanzan cifras estratosféricas, Danilo tiene que hacer profundos cambios en la economía.

Lo primero es que debe firmar un acuerdo Stand By con el FMI de inmediato para hacerlo efectivo a partir de enero del 2013. Dicho acuerdo implicará una reforma fiscal integral, negociada y puesta en vigencia antes del 31 de diciembre. También deberán ajustarse los precios de la energía y transparentar los ajustes de precios a los combustibles. Para amortiguar los pagos al Banco Central por el cuasifiscal, deberá modificar la ley de capitalización y congelar la deuda con suplidores y contratistas hasta que se haga una emisión de bonos internos para pagarles.

Asimismo debe recortar el gasto público en al  menos un 1% del PIB (unos RD$25,000 millones) y mejorar sustancialmente la calidad del gasto, saneando los programas de subsidios, eliminando las nominillas y cortando de tajo el uso de tarjetas de crédito, viajes, combustible, vehículos, etc. que disfrutan miles de funcionarios.

Asignarle el 4% a educación es una obligación moral sin importar quien hubiera ganado las elecciones, ya que todos los candidatos se comprometieron a cumplir esa meta. Danilo debe comenzar su gobierno con buen pie y cumplir con ese ansiado 4%.

Si quiere reducir la corrupción en un 80%, el nuevo gobierno debe imponer de inmediato el cumplimiento de la ley en materia de compras y contrataciones de bienes y obras del estado incluyendo el control estricto de las importaciones de alimento y materias primas. Eso recibirá el aplauso de todos aunque mucha oposición de los peledeístas.

Finalmente, bajo el nuevo acuerdo Stand By, el FMI insistirá nuevamente en la flexibilización de la tasa de cambio, algo que las actuales autoridades monetarias nunca han compartido.

La opción salomónica sería usar una combinación de las dos opciones anteriores, pero eso no resolvería nada. 

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