Las dos patas de la silla

Las dos patas de la silla

La primera impresión que tuve de la relación entre Danilo Medina y Leonel Fernández es que eran como dos hermanos. Conocí a Danilo sentado en el asiento trasero cuando Leonel a su lado me lo presentó en Lawrence, en los años 90. Y me dijo: ¿Ud conoce a Danilo? Es mi mano derecha y mi jefe de campaña.

Luego, ya después de la primera ronda electoral del 1996, subía por la oficina legal de Leonel. Había el tranque de si se buscaba el apoyo de Balaguer y de los reformistas o no para ganar en la segunda vuelta. Y me encuentro con Danilo. Y le comento que era necesaria esa alianza si se quería ganar en la segunda vuelta electoral. Y Danilo me dice: sube tú, a ver si lo convences, aludiendo a Leonel. Después de ganar las elecciones, en la segunda vuelta, gestioné junto a Jaime Vargas una cooperación con una asesora dominicana del presidente de Estados Unidos acerca de cómo organizar el primer gobierno del PLD desde el punto de vista administrativo, ya en el periodo de transición. Le consulté a Leonel. Llegaron dos asesores para dar un seminario privado. Leonel escogió a Danilo y a Diandino Peña. Aun no se había formado el gabinete. Y fueron ambos, luego, el Secretario de la Presidencia y el Secretario Administrativo, respectivamente.

Estando en la ciudad de Nueva York, a mediados del 1997, cuando era vicecónsul allí, y sabiendo que Danilo era mi primo, del lado de mi madre, le dije al presidente Fernández que si él no iba a las elecciones siguientes, debía apoyar a Danilo Medina para presidente. Aun el propio Danilo se sorprendió.

Cuando fui embajador en Colombia, al final del 2011, Danilo tenía unos 25 puntos debajo del candidato de la oposición, organicé un recepción junto al cónsul en un hotel de Bogotá. Y allí oramos por Danilo. Ya era cristiano. Y pedimos a Dios que fuera el próximo presidente de la República. Así también luego oré por la esposa del actual ministro Gustavo Montalvo en Bogotá y le apoyé, aun cuando los médicos no le daban esperanzas.

A pocos meses antes de las elecciones del 2012, le dije a Danilo que debía perdonar a Leonel. Y que debía acercarse a él. No sé lo que hubo entre ellos en el 2007. Solo se que había un alejamiento. Y le dije que sin Leonel no ganaría las elecciones del 2012. Y al entonces Presidente le dije en la cumbre de las Américas en Cartagena que debía apoyar a Danilo. Y Leonel, poco después, se integró a la campaña, y hasta su esposa declinó y decidió también apoyar a Danilo. Conocí, pues, a Danilo y a Leonel siendo hermanos. Y como le dije al cónsul en Nueva York: son las dos patas de una misma silla, constituida no solo por su partido, sino por la propia nación dominicana.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas