Las dos treguas

<p>Las dos treguas</p>

VÍCTOR GULÍAS
Tradicionalmente, para esta fecha, se elevan voces, principalmente religiosas, para pedirle a los dirigentes políticos una tregua con motivo de las fe3tividades cristianas. En esta ocasión, deberíamos solicitar dos treguas: Una en el proselitismo político y otra en los aprestos para imponer un nuevo paquetazo fiscal, con todo lo que ello implicará en contra de los menos favorecidos del país.

De manera que se impone una tregua política y una tregua económica, para que la familia dominicana, ya bastante golpeada en los bolsillos, pueda celebrar con paz, sosiego y armonía el nacimiento del Niño Jesús.

Una tregua política que reduzca al máximo el accionar partidista, y una tregua que deje sin efecto las nuevas cargas impositivas que caerán sobre la ya esquilmada economía de la gente de clase media y pobre de la nación.

Recomiendo, también, una tregua dentro de nosotros mismos, una tregua en nuestras prisas, una tregua en nuestras ansiedades, una tregua en nuestros afanes, para conducirnos con moderación, andar con menos angustia y vivir, este hermoso período, en consonancia con el espíritu cristiano.

Una tregua, en fin, que nos haga más amables, que nos enseñe a ceder el paso, a deponer la bravuconería y desterrar la violencia, una tregua que nos invite a la moderación en el comer y en el beber, para evitar consecuencias que lamentar. Una tregua en nuestros corazones, de donde expulsemos rencores, odios, envidias, desamor, crudeza, y demás bajas pasiones. Una tregua que nos invite a brindar una sonrisa, y un saludo sincero, al vecino, una frase cortés al prójimo, a darle la mano a quien más necesite, predicando con el ejemplo nuestra proclamada fe cristiana.

Esa tregua que reclamamos a nuestros políticos, debería demandársenos a todos porque cada uno tiene un granito de arena que aportar para lograr una sociedad mejor, más organizada, menos caótica y menos egoísta. Igualmente, las autoridades deben dar el ejemplo, en cuanto a austeridad, mesura, sensibilidad y buena gestión.

La Patria, siempre se ha dicho, es la suma del esfuerzo de todos, particularmente de los que más pueden. Estas festividades de Navidad y la espera del Año Nuevo, debe ser aprovechada para unirnos, defender nuestra República, rechazar planes que se alienten contra nuestra integridad y demostrarle al mundo que estamos orgullosos de ser dominicanos.

De manera que, a la tregua política sumemos la tregua económica, la tregua espiritual y conductual, para que seamos mejores y el país sea, a su vez, mejor. Feliz Navidad y Venturoso Año Nuevo para todos los hijos de esta tierra.

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