Las elecciones

Las elecciones

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Los insultos, las arbitrariedades, las descalificaciones están a la orden del día.  Las denuncias falsas, reales, acomodaticias, forman parte del pan nuestro. Aún falta mucho por escuchar y ver. El próximo mes, en menos de 30 días, habrá elecciones de medio tiempo.  Durante los últimos 43 años el país ha celebrado elecciones presidenciales y en 4 ó 5 oportunidades elecciones municipales.

 Desde el primer día unos han intentado descalificar a los otros y los otros no se han quedado atrás.

 Tal parece como si los competidores han sido sacados de las cloacas y no de entre los ciudadanos de propósito elevado, entre gente decente, preocupada por el destino del país, interesada en colaborar con la construcción del desarrollo nacional.

 Cierto que nada es químicamente puro, pero pienso que tampoco es absolutamente impuro.

 En todas partes hay luces, sombras y medios tonos.

 Pensar lo contrario o actuar bajo premisas tales como o to’ toro o to’ vaca, lo cual es un error.

 Desde siempre somos los mismos.

 Unicos. Independientes. Serios. Ladrones. Honrados.

 Inteligentes. Brutos, Arbitrarios. Respetuosos de las leyes. Violadores de leyes, principios y buenas costumbres. Gente que actúa con espíritu de superación. Somos malos y buenos. Somos, siempre, una mezcla de todo eso y de todos esos.

 Lo que precisa la nación es que busquemos los mejores, que los hay, que escojamos con el cuidado con el que se aparta la paja del grano.

 Es incierto que se necesite gente venida de otras tierras o de otra galaxia para que los dominicanos podamos entendernos de manera civilizada.

 La palabra hiriente. El chisme dejado caer. El comentario malsano. La descalificación interesada. Las medias verdades. Las zancadillas. Las violaciones a la ética política.

Recetas como las antes citadas se escuchan, se leen, se airean, se defienden con una vehemencia tal que parece que la salud de la República depende de tales desaguisados.

 Las elecciones presidenciales o congresionales y municipales, son sólo eso: torneos electorales en los cuales deben ganar los que la mayoría de dominicanos entiendan son los mejores.

Los períodos preelectorales son muy ricos en enseñanzas.

Sacan a flote, de hombres y mujeres, lo mejor y lo peor de sus intenciones, de sus sueños, de sus propósitos.

Hombres y mujeres se lanzan por los caminos del país en procura del voto de los ciudadanos.

Unos con un lenguaje apocalíptico, otros con palabras irrespetuosas, algunos con mensajes falsos, aquellos con memoria corta y muchos, la mayoría, interesada en colaborar con el buen gobierno de municipios, provincias y del país.

Los períodos preelectorales enseñan que no vale la pena el insulto, el ninguneo, la descalificación.

Los períodos preelectorales deben ser aprovechados para dar a conocer propuestas de mejoras y soluciones a los problemas.

El 17 de mayo de este año, cuando se conozcan muchos o todos los ganadores de las senadurías, para citar un ejemplo, todos los insultos habrán sido echados de lado por los electores, al depositar sus votos, pero nadie olvidará los agravios. El 17 de mayo de este año la vida continúa y todos nos veremos la cara.

 Lo mejor será que cuando termine el torneo electoral podamos vernos a los ojos sin tener que bajar la vista, avergonzados por las mentiras y bajezas que hayamos usado en la campaña electoral.

 Elevar el nivel del lenguaje, elevar el debate, conviene a todos y es un buen ejemplo para los jóvenes que mañana intervendrán en política.

La decencia, la cortesía y el respeto al derecho ajeno, siempre dejarán más y mejores beneficios.

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