Las elecciones de los difuntos

Las elecciones de los difuntos

Asistimos desde hace unos meses a un espectáculo donde la verdad, que es por principio, la que nos hace libres, no cuenta para nadie. Todo se ha convertido en puro sectarismo, venganzas por doquier, intoxicación del ambiente político y una burda manipulación del desastre económico que nos ha tocado vivir, sólo un pequeño número de periodistas y uno que otro intelectual se salvan del servilismo que nos arropa. Todos los demás ofician el rito de la confusión entre inciensos y otros perfumes muy olorosos del dinero. Profesionales de la política vernácula, cínicos hasta más no poder, preparan el trasvase del albañil con dádivas otorgadas a pobres trabajadores u otros personajes del mercado político. Se tiene conocimiento de funcionarios encargados de la campaña reeleccionista de dádivas a ratas, a patrocinios, concesión de licencias, televisiones, exclusivas clamorosas y otras tantas cosas, que cuando se hagan públicas, la verdad de las mentiras, que se propagan, nos dejarán en el pecho una profunda desilusión y frustración.

Las encuestas manipuladas de los contendientes de la campaña política, que toda ella, hace pensar, que los ilustres estandartes de los viejos líderes hace tiempo fallecidos, nos pone en el dilema si los difuntos están vivos, si resucitaron como Lázaro, o es una campaña para promover a los difuntos, porque los que llevan la voz cantante, sus discípulos, no tienen nada que ofrecer al electorado, pues ninguno de ellos ha dicho cómo qué contiene su programa político para los próximos cuatro años. Es la campaña de los difuntos, por eso ya la juventud emergente, ha dicho, que no es indiferente al quehacer político y tomó las riendas de la verdad, oponerse por un lado a la reelección y a los otros pre-candidatos que no ofrecen una solución al problema nacional y si, ofician una ceremonia de confusión.

Por otra parte da lástima observar como unos señores que viven de la sopa agridulce del Presupuesto Nacional, que no tienen ni siquiera seguidores o afiliados para pagarse un simple trago de ron y están rodeados de una plaga de presuntos liberados, que no dan un palo y que dan palos a quienes pagamos impuestos, hombres y mujeres que hacen años no trabajan y los sostiene la Vaca Nacional, con sueldos lujosos, jeepetas, amantes aprovechadas, grandes cenas en restaurantes de lujo, tipos que montan un chantaje a los verdaderos demócratas, esgrimiendo la violencia y el soborno, estos señores, son los que apoyan la reelección, y por otra parte, una jauría que la constituyen la chulería de un sindicalismo de opereta, o sea, de silicona y pedrada, se suma al coro de dichos señores, porque encontrar un sindicalista humilde es tan difícil como encontrar o elegir un presidente dispuesto a reconocer que no lo sabe todo. ¡Qué injusticia democrática nos gastamos!! Autoritarismo de nuevo cuño, pero parecido al nuevo jefe, que de momento restauran su lema libertad, trabajo y moralidad.

¡Qué desgracia nos abate!, y todo eso se hace en R.D. con nuestro dinero.

Otra cosa es importante señalar a éstos señores de la reelección, que «el poder desgasta, sobre todo, al que no lo tiene; pero cuando se tiene cualquier desgaste para quien lo ostente es más traumático», esto lo dijo el viejo zorro democrático Giulio Andreotti. Y sigue siendo valedero.

Para que Hipólito Mejía se salve de la jubilación política parece dispuesto a inmolarse en las ideas electorales de Mayo del 2004. Si nada cambia, Hipólito Mejía no podrá gobernar con tranquilidad, en el remoto caso que el resultado de mayo le fuera favorable, y eso ni le suma ni le integra.

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