“Las emociones en ellos”

“Las emociones en ellos”

Consideramos las emociones como esos estados internos caracterizados por pensamientos, sensaciones, reacciones fisiológicas y conductas que son subjetivos. Son universales, propias del ser humano y sirven, entre otras cosas, para comunicarnos con los demás.
Estas emociones en los niños surgen de manera progresiva a medida que van creciendo, porque están programadas de forma biológica. Dentro de estas, hay emociones que se las llama positivas porque están asociadas con el bienestar, y otras negativas que se acompañan de malestar, pero todas ellas son válidas y necesarias. No podemos evitarlas, pero sí aprender a manejarlas, ya que tienen una gran influencia en nuestra conducta y nuestro pensamiento.
Así es que poco a poco en el niño se va produciendo el desarrollo cognitivo, y el mismo toma conciencia de sus propias emociones y de las emociones de los demás. Cuando llegan a los 4 años, los niños se dan cuenta de que las personas sienten cosas distintas a las que siente él, y empiezan a empatizar con el otro.
Es muy importante que reconozcamos que en las emociones de los niños, la autoestima juega un papel fundamental. Dependiendo de cómo esta se desarrolle, el niño tendrá unos sentimientos u otros, como el orgullo, la ilusión etc. Como instrumento regulador de los grandes sentimientos esta la vergüenza. Por lo cual, poco a poco el niño va tomando conciencia de que sus emociones y sus actuaciones deben tener ciertos límites en algunas ocasiones, y para ello, la vergüenza es el principal sentimiento represor.
Recordemos que los niños mejoran su desarrollo emocional según las relaciones personales que vayan manteniendo, y estas son principalmente con sus padres y familiares. Por eso la clave primordial en todo esto, esque asumamos la importancia que tiene el cómo actuemos los mayores frente a los niños, pues estos aprenden de los que se les dice, pero también de lo que ven, por ello es imprescindible comportarse de manera adecuada frente a ellos.
Según dicen: “Gran parte del desarrollo del mundo emocional se debe a una mayor soltura lingüística. Así, debemos enseñar a nuestros hijos a través de la nomenclatura del lenguaje, que empareja la expresión facial y los sentimientos. Esta es la llave al mundo de las emociones: el proceso de conciencia emocional evoluciona cuando impulsamos un vocabulario rico en expresiones; cuanto mejor se pueda expresar lo que se siente, más fácil es recordar aquello que se ha sentido”.

Para ello, como padres nos toca el mayor de los retos, el de aprovechar todo ese conjunto de habilidades que se van desarrollando, para irles expresando y enseñándole a nuestros niños a manejar las emociones y sentimientos de la manera más adecuada con miras de que logremos explotar su inteligencia emocional; esa capacidad de tomar conciencia de la propias emociones, conocer las de los demás y aprender a regularlas. Conciencia y regulación emocional son competencias emocionales básicas para afrontar los retos de la vida y constituyen un factor protector ante conductas de riesgo como el consumo de drogas o la violencia.

Dichas habilidades pueden ser desarrolladas por medio del aprendizaje y la experiencia cotidiana, así que con nuestros hijos, pongámosle nombre a lo que están sintiendo en un momento dado para que vayan aprendiendo a identificar sus propias emociones y, después, podrán poner en marcha estrategias para regularlas.

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