Las encuestas en el año 2035 (minutos más o menos)

Las encuestas en el año 2035 (minutos más o menos)

En 2035 se cumplirá un siglo de la primera encuesta Gallup, pero medir la opinión, el sentir o, más exactamente, los “humores” de los pueblos, ha avanzado poco durante décadas.

Posiblemente porque los investigadores de la conducta han preferido preguntar y pedir opiniones al sujeto, informante, encuestado, paciente o cliente, y no seguir la trayectoria de los fundadores de la medicina y de las ciencias humanas.

Puesto que Hipócrates (que con ese nombre se pensaría que era político) estudiaba los estados de ánimo y los temperamentos en los humores, en las emanaciones químicas de la bilis y en el aceleramiento del ritmo del corazón.

También nuestros abuelos sabían ver (objetivamente, como deben hacerlo los científicos de la conducta social o individual): el odio y el “pique” en el arrugamiento del ceño y el entrecejo; el terror, en el engrifamiento de los pelos; la vergüenza, en las mejillas coloradas, y la mentira, en el pestañeo y en el “blanco del ojo”. También podían leer la ansiedad en el sudor; la poca vergüenza, en el vestir de ciertas jovencitas y en el despilfarro de dineros públicos. (El miedo también se medía en reacciones de esfínteres no observables). Pero según avanza la “cerebrología”, se le conectan cables al cráneo para ver y medir con aparatos cómo reaccionan diferentes partes del cerebro a determinados estímulos.

Los” iriólogos” alegan haber superado el método de leer el blanco del ojo, descifrando enfermedades escudriñando el iris.

Las ciencias sociales perfeccionarán las encuestas de manera tal, que no sea necesario recibir una respuesta verbal de los entrevistados,  sino que, por ejemplo, se le colocará una chupeta electro-magnético-química en su boca para medir cambios en la estructura molecular y atómica de la saliva, siguiendo la tradición popular de que experiencias como la traición dejan sabor amargo, pero agradable, el abrazo sincero.

Así que en 2035 (minutos más, minutos menos), psiquiatras, psicólogos, sociólogos y mercadólogos podrán medir el impacto de fenómenos sociales, estados emocionales, dolor  y sentimientos, actitudes y preferencias, en base a indicadores químicos de la saliva, la tensión muscular, el tono de la piel, las palpitaciones cardíacas… El computador registrará cambios rítmicos, químicos, cromáticos y glandulares, haciéndolos parte de una respuesta verdadera, sin subjetividades, no falsificable de parte del entrevistado ni del entrevistador.

La reacción a cada pregunta, escena, foto, situación o estímulo  se irá registrando en el computador, y este, a su vez, reproducirá esas reacciones en un “rostro colectivo” que refleje el “sentir nacional”, y plasmará las preferencias políticas en policromáticos y relievados mapas regionales y locales.

Podrá saberse, sin error posible, cómo se siente un país que acaba de librarse de un temor, o qué tan frustrado continúa estando cuando un estado de corrupción no se ve cómo ha de mejorarse; o cosas tan complejas y sutiles como la de sentir una leve y  asustada esperanza de que las cosas podrían cambiar; prefiriendo callarnos para no correr el riesgo de equivocarnos de nuevo.

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