Las encuestas

Las encuestas

JESÚS DE LA ROSA
Suponiendo que las elecciones programadas a celebrarse el 16 de mayo del 2008 tuvieran lugar hoy mismo ¿quién resultaría ganador en una primera o segunda vuelta electoral entre Leonel Fernández, Miguel Vargas y Amable Aristy Castro? Para saberlo no es necesario interrogar a cada uno de los ciudadanos dominicanos en edad de ejercer el sufragio; bastaría con que interroguemos a varios centenares de ellos escogidos al azar entre la población de los más de seis millones de ciudadanos dominicanos mayores de edad.

Es lo que se llama encuesta por muestreo. Se trata de un método aleatorio mucho más cuidadoso y sistemático que aquellos basados en opiniones interesadas de quienes indagan.

Los resultados de una encuesta siempre estarán sujetos a cierta incertidumbre debido a los errores de medición, entre los que se encuentran las omisiones debido al fracaso de localización de algunos individuos o a la renuencia de éstos a contestar las preguntas una vez que se les localiza; a los debido a respuestas sesgadas; y a los introducidos en la edición, codificación y tabulación de los resultados. Mediante el empleo del cálculo diferencial y de probabilidades y de la estadística matemática la cuantía de esos errores podría medirse con un alto grado de exactitud.

La encuesta por muestreo es un método razonablemente seguro para mediar las actitudes de la gente y los escrutinios electorales.

Claro está que efectuar operaciones como la de definir inequívocamente un conjunto de muestras, asignarle a cada una conocida probabilidad de selección, calcular un estimador único, y decidir qué estimador va a ser el promedio de las medidas hechas sobre las unidades individuales, se requiere del concurso de especialistas o de personas muy entendidas en la materia.

En vez de aprovecharse de los resultados de las encuestas para verificar la bondad de sus estrategias o para enmendar las mismas, algunos que otros dirigentes políticos, cuando no están conforme con los mismos, tratan de restarle importancia a dichos experticios, llegando inclusive a mofarse de sus conclusiones.

Algunos programas de radio y de televisión contribuyen a ensombrecer más el panorama realizando unas llamadas encuestas a través de la línea telefónica, necesariamente sesgadas por la espera de quien llame o por la condición laboral de éste.

En una encuesta por teléfono realizada en horas laborables participa una mayoría de personas desempleadas propensas a mostrarse inconformes con las directrices del gobierno de turno.

Desde hace unos años, este redactor ha estado comentando los resultados de las encuestas electorales realizadas por reconocidas firmas internacionales, ignorando los resultados de encuestas mandadas a formular por grupos políticos interesados.

Nunca hemos fallado en nuestros vaticinios.

Tenemos a manos los resultados de las firmas Penn and Shoen, CIED Latinoamérica y los de la Consultoría Interdisciplinaria en Desarrollo; y pronto tendremos los de la encuesta Gallup-HOY. Sometiendo esos resultados aparentemente contradictorios a un procedimiento de análisis de varianza, estaríamos en condiciones de saber cuál sería el candidato triunfador en las próximas elecciones, en caso de que la fecha de celebración de las mismas se lleve a cabo en el momento de nuestro pronóstico.

En una próxima entrega, presentaremos nuestras conclusiones al respecto.

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