Por la invitación amable de los laboratorios Dres. Mallén Guerra, en nombre de la farmacéutica internacional UCB, productora del moderno antiepiléptico Keppra, un nutrido grupo de neurólogos dominicanos viajamos a la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, donde participamos en el 6to. Congreso Latinoamericano de Epilepsia.
En verdad ha sido ésta la mayor delegación de colegas dominicanos participantes. En esta hermosa ciudad de la costa colombiana, con matices culturales muy parecidos a los nuestros, posee un preservado acerbo histórico en lo referente al período colonial vivido por nuestros pueblos en la occidentalización del nuevo mundo.
En lo personal, uno de los resultados de este congreso latinoamericano, fue que fuimos elegidos Presidente del Club de la Epilepsia, posición que nos compromete a continuar la obra iniciada por mi antecesor el Dr. Diógenes Santos Viloria, quien ha hecho la encomiable labor de difundir el conocimiento de las epilepsias, y lograr ponernos en el mapa mundial como miembros de la Liga Internacional de la Epilepsia. Esperamos no defraudar a nuestros colegas.
En el conversatorio de hoy, habremos de referirnos a los dos simposios satélites más importantes de todo el evento; el primero, fue el Manejo de las Epilepsias en Poblaciones Especiales, y el segundo El Manejo Actual de la Epilepsia. La palabra epilepsia deriva del verbo griego epilamvaneim, que significa sorpresa, ser tornado o ser atacado. Por lo que asumimos que la palabra epilepsia no es una sola enfermedad específica, ni mucho menos un simple síndrome médico, sino que son una variedad de síntomas que se derivan de alteraciones de la actividad cerebral y que son secundarios a una pluralidad de procesos patológicos del propio cerebro, y en particular de sus neuronas, donde cuatro grandes alteraciones ocurren en unos canales especiales que tienen estas neuronas, se alteran unos receptores de esas células y unos conductos que no funcionan adecuadamente: el GABA, ácido vital, y unos caminos para la transmisión están alterados, los canales de sodio, potasio y cloro, produciendo trastornos neuronales, expresados en la constelación de síntomas neurológicos que caracterizan las epilepsias.
En el primer simposio, el Dr. Andrés Kanner, neurólogo norteamericano, hizo énfasis en las manifestaciones psiquiátricas en los pacientes epilépticos, la importancia de un seguimiento estrecho y del soporte psicológico siempre que sea necesario en estos casos. Planteó en su ponencia, que hay drogas que son más protectoras en lo psicológico y emocional que otras. Por igual Osvaldo Olivares, neurólogo de Chile, resaltó que hasta el momento sigue siendo el Keppra la droga con menos efectos teratogénicos, léase daños ulteriores por medicación antiepiléptica para la futura criatura de la madre que padece de epilepsia. Pero al día siguiente, en lo referente al manejo actual del paciente epiléptico, hubo gran controversia, la neuropediatra Dra. Loreto Ríos, de Chile, desató luego de su ponencia un avispero científico, al plantear que luego de un electroencefalograma anormal en sus jóvenes pacientes, le administraba en algunos casos una dosis terapéutica de Keppra, y luego de dos horas le practicaba de nuevo el electroencefalograma, y si éste cambiaba y se reportaba como normal, le permitía comprobar si iba a ser o no efectiva la droga, confirmándole el tomar la decisión terapéutica correcta. Deseamos agradecer públicamente, en nombre de todos los neurocientistas, las finísimas atenciones recibidas de los Doctores Mallén Guerra.