La Pos-verdad o “Post-Truth” como concepto fue utilizado por primera vez en 1992, por el Guionista, director y novelista estadounidense Jordi Ibáñez Fanés, en un artículo que escribió para la revista “The Nación”, en la que expresaba su crítica a la actitud que según èl, había asumido su país de vivir resignado a la utilización de la mentira de forma casi generalizada. En la actualidad el término se extrapoló a la comunicación política, haciendo referencia a la fundamentación de ideas en base a convicciones carentes de lógica, de objetividad y que son emitidas como mensajes valederos, a menudo para manipular las masas o al pueblo.
El diccionario de Oxford define el término como “la distorsión deliberada de una realidad”, Pero aunque el mismo utiliza la preposición “Pos”, no significa que la utilización de la mentira y la manipulación en la comunicación política sea una práctica exclusiva de la posmodernidad, etapa que cuya aparición se sitúa a partir del siglo XX alrededor del 1970.
Un ejemplo del uso de la Pos-Verdad o mentira política en la edad moderna, ocurrió en 1939, cuando la Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con la Alemania Nazi en 1939. Sin embargo ya antes de la firma Adolfo Hitler sabía que el pacto era una mentira política, ya que se había fraguado el plan de invasión de Rusia conocido como la operación “Barba Roja”. Como consecuencia de esta mentira las fuerzas alemanas fueron derrotadas, 750 mil alemanes fueron muertos, heridos o desaparecidos. Es decir que dicha falacia, le costó la derrota a Alemania.
Otra gran falsa se llevó a cabo después de lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, cuando el gobierno norteamericano negó que hubiera radiación en este país, y que las victimas mortales eran el resultado de la explosión, teniendo como aliado al periódico New York Times quien publicó la noticia de la no existencia de radiación en la zona belica, desinformando a la opinión pública.
Otra extraordinarias falacias de la política ya en la a posmoderna, la encontramos en el “caso de las “incubadoras de Irak”, con la que se justificó la invasión de este país en el 1990. Se trató de una campaña para la que la familia real kuwatí contrato los servicios de la agencia de relaciones públicas Hill & Knowlton, que se encargó de propagar la falacia de que el gobierno de Saddam Hussein sacaba de las incubadoras a recién nacidos y los dejaba morir en los pasillos del hospital kuwaití. Más tarde se demostró que esto nunca ocurrió.
Donald Trump y Bolsenaro: Los Reyes de la Versión digital de la Pos-Verdad “Fake News”
Sin lugar a dudas que en la utilización más espectacular de la Pos-Vedad, en su versión digital ‘fake news’, se encuentra representado de manera especial en dos importantes figuras políticas. En primer lugar por el presidente norteamericano Donald Trump, quien ha asumido orgullosamente el corso del autor de este estilo de comunicación.
Dentro de sus fantásticas falacias se encuentran:
Su anuncio en medio de una gran concentración ante miles de personas en Florida, de que a partir de la entrada masiva de refugiados a Suecia, Alemania y Francia, se había desatado en esos países una verdadera oleado de actos terrorismo, y que por eso había que tener cuidado con el control migratoria, a lo que el gobierno de Suecia respondió que no habían recibido ningún reporte de incidente terrorista, mientras su ex Primer Ministro Carl Bildt, se preguntaba literalmente si el reaccionario beligerante presidente Trump había fumado algo…
En ese mismo tenor, la Casa Blanca publicó un listado de 78 ataques supuestamente cometidos en todo el mundo entre 2014 y 2016, que según datos oficiales de los organismos de seguridad de la Unión Europea no ocurrieron, con excepción de 11 casos en Francia, y 6 en Alemania.
Cabe destacarse que cuando el presidente Trump realizó todas estas declaraciones falsas, se encontraba en medio de grandes presiones democráticos, de la sociedad civil y medios de comunicación debido a la acción judicial que éste sometió ante la Corte de Apelaciones de San Francisco, en la que se debatía si su veto migratorio contra 7 países de mayoría musulmana era legal, con lo que se entiende buscaba de manera desesperado el apoyo de la opinión pública.
Estos son solos dos ejemplos específicos de las inventivas digitales o de las Pos-verdades del presidente norteamericano. Pero en sentido general, a este de le atribuyen en lo que va de su gobierno la emisión de casi 5 mil declaraciones falsas, según The Fact Checker, publicado por The Washington Post.
En la disputa por el título de “Usuario más aventajado” de la Pos-Verdad a través de los medios tecnológicos entró a escena el recién juramentado presidente de Brasil Jair Bolsonaro, como la segunda figura política más destaca. Dentro de sus falacias más sobresalientes se encuentran: que en las escuelas de Brasil se habían distribuidos un “kit gay” para niños de 6 años. Esta “desinformación fue acompañada del siguiente mensaje “Si usted defiende a los niños no vote por él. Haddad es el creador del kit gay para niños de 6 años»
Pero la realidad es que se trataba de un proyecto llamado “Escuela sin Homofobia”, que promovió el Ministerio de Educación de ese país bajo la gestión de Fernando Haddad en 2011, e impulsado por organizaciones civiles pero que nunca llegó a implementarse. Dicho proyecto tenía finalidad formar a los profesores en derechos LGTB, la lucha contra la violencia, los prejuicios y el respeto a la diversidad entre los jóvenes y adolescentes, pero no “sexualizar a los niños”, tampoco implicaba “enseñar la ideología de género en las escuelas de Brasil”.
Bolsonoro también diseminó la ireal historia, de que el hombre que lo apuñaló está afiliado al Partido de los Trabajadores de Lula Da Silva, y que éste aparecía en una foto con Lula Da Silva, pero luego se terminó que se trataba de un montaje de la cara del agresor en una foto en la que aparecía el ex presidente Lula en Curitiba en 2017.
El nuevo presidente brasileño, también puso a circular la imagen de una “una mujer pro-Bolsonaro”, que supuestamente había sido agredida por gritar “Bolsonaro”, comprobándose posteriormente que se trataba de una actriz que había sufrido un accidente. La falacia llevaba el mensaje: “Esta señora fue agredida por petistas en la calle cuando gritó Bolsonaro”.
Otras campañas basadas en falsos hechos de Bolsonaro, se produjeron fue cuando acusó a Haddad de defender el incesto y el comunismo en uno de sus libros, y cuando difundió una imagen en la que aparece una niña con la boca tapada por la mano de un hombre, donde se leia: “Un proyecto de ley hace de la pedofilia un acto legal”. El sexo con niños a partir de 12 años dejaría de ser un crimen”.
A demás de estas Fake News, fueron puestas a circular otras decenas que lamentablemente le permitieron al candidato ultraderechista Bolsonaro lograr una impactante y sorpresiva victoria, que ha motivado los más diversos y afanosos debates teóricos y filosóficos, además de la más profunda preocupación de los sectores e intelectuales democráticos y liberales del mundo.
Hannah Haden en su libro “Reunidos en la verdad”, señala “La mentira siempre ha sido vista como una herramienta necesaria y justificable para la actividad no sólo de los políticos y demagogos, sino también del hombre de Estado”. Mientras el politólogo Matthew d’Ancona afirma “Mentir ha sido parte integral de la política desde que los humanos se organizaron en tribus”. El Filósofo Jordi Ibáñez Fanés, en su obra la era de La Posverdad, considera el análisis de la verdad y mentira en la política ha ocurrido en todas las épocas. Citando que en 1943, Alexandre Koyré exclamaba: “Nunca se mintió tanto como en nuestros días”.
Pero la diferencia del uso de la mentira en la política en las diferentes épocas, estriba en que en las eras anteriores la Pos-Moderna, se trataba de una acción muy cuestionada, censurada y rechazada. Definitivamente no formaba parte del esquema ético del ejercicio de la política. Mientras dicha práctica ha sido asumida, como parte intrínseca del discurso y la práctica política, sin que implique grandes cuestionamientos éticos y morales sobre su uso, además de que en la actualidad irrumpe con mayor nivel de avasallamiento, y con consecuencias a veces “catastróficas” y letales por el uso de la tecnología y las redes sociales, en su presentación digital “Fake News”.
La autora es Abogada. Maestría en Ciencias Políticas. Maestría en Comunicación Estratégica, Mercadeo y Publicidad (Mención Mercadeo Político).Especialista en Derechos Humanos, Democracia y Procesos Migratorios.