Las fases del alzhéimer

Las fases del alzhéimer

El mal de Alzhéimer es la forma más común de demencia (60-70 % de los casos) y se estima que afecta a unos 47 millones de personas a nivel global, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de una enfermedad progresiva que implica el deterioro de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la vida diaria. Aunque afecta principalmente a las personas mayores, no constituye una consecuencia normal del envejecimiento.
Una persona puede durar hasta veinte años con Alzheimer, todo depende de si padece otras afecciones intercurrentes, como por ejemplo diabetes, hipertensión o problemas cardiovasculares.
Fases. La psicogeriatra Daisy Acosta señala que el alzhéimer generalmente avanza lentamente en tres

fases: leve, moderada y aguda o grave.
Dado que la enfermedad afecta a las personas de diferentes formas, cada quien experimentará síntomas, o atravesará las fases o etapas del alzhéimer de una forma distinta.

1. Leve. La doctora afirma que en esta fase es donde comienza la neurodegeneración, la cual inicia a nivel de la corteza entorrinal, un importante centro de la memoria cuya función es la de actuar como centro de relevo o redistribución de información desde y hacia el hipocampo (estructura fundamental en los diferentes tipos de memorias conscientes e inconscientes).
El enfermo presenta un poco de deterioro en el sentido del gusto y el olfato.
“Estos son los primeros indicios del alzhéimer. Las personas no suelen darse cuenta que se trata de la enfermedad, ya que asocian esto con el envejecimiento, porque durante este periodo de la vida ciertamente se pierde un poco el sabor y olor”, dice la psiquiatra.
Además, el individuo comienza a repetir las cosas, se irrita con facilidad, acusa a los demás de tocar, mover o robar sus pertenencias. Constantemente anda buscando donde dejó el celular, la cartera, el dinero…

2. Moderada. “Lo que marca el cambio de la fase leve a la moderada es la desorientación del espacio. El paciente ya se pierde en sitios en los que acostumbraba a caminar antes”, afirma la psicogeriatra.
Por otro lado, presenta trastornos del sueño: duerme de día y está despierto de noche. Asimismo, pierde peso, presenta depresión, comienza las confusiones de roles, por ejemplo, “ya la hija no es la hija, sino la mamá”.
Tiene problemas de conducta, alucinaciones, la irritabilidad se empeora, camina mucho sin un objetivo determinado, abre y cierra gavetas buscando cosas, desea irse a su hogar aunque esté en él. “Esta situación se ve sobre todo al atardecer, porque el afectado se desorienta más; a esto se llama el síndrome de la puesta del sol”, aclara la especialista.

3. Aguda. La doctora Acosta apunta que esta tercera etapa se encuentra marcada por la incontinencia: el individuo empieza a perder el control de sus esfínteres.
Los contratiempos relacionados con la conducta van disminuyendo e inician más bien las complicaciones a nivel físico.

Llegan los problemas de la marcha (se sufren frecuentes caídas; la persona va perdiendo fuerza muscular hasta terminar en cama). Además aparecen de las complicaciones del habla.
“De igual modo, tiene dificultades con la alimentación, presenta problemas cardiovasculares, escaras, y todas las complicaciones de un paciente terminal”, concluye la especialista en trastornos derivados de la edad.

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