Las feministas del sistema (1 de 2)

Las feministas del sistema (1 de 2)

YLONKA NACIDIT-PERDOMO
La perspectiva política de un debate en torno a la discriminación de clase Versus la discriminación de género es algo a lo cual rehuyen como asunto pendiente las feministas del sistema, bien llamadas por otros, feministas del mercado o del feminismo industrializado. Las feministas del sistema, finalmente, en los noventa lograron incertarse a las élites políticas en el poder, ostentando funciones burocráticas en el tren administrativo de los gobiernos de turno, abandonando la concepción de una sociedad de masas, siendo ajenas, en el presente, al debate teórico-conceptual sociológico, y manteniendo a pura fuerza con exclusividad la hegemonía del “liderazgo” de facilitadoras de los talleres y seminarios sobre género.

Este es el feminismo “ligth” de los 90 y de inicios del 2000, de aquelarres y pases de modas por la “no violencia contra la mujer”, maquillado comunicacionalmente, y susceptible de una amplia discusión que trasciende la esfera de la sociedad civil y de la alianza con los organismos internacionales a través de largas y amplias jornadas de cabildeo y “advocacy” que  incluye viajes e itinerarios a las grandes capitales del mundo, todo en nombre del feminismo del sistema.

¿Qué tan discriminatorio es el feminismo del sistema  hacia sus iguales? ¿Cómo negocian y pactan su sumisión con y hacia el poder político corruptor de los partidos tradicionales a la hora de llegar al gobierno? ¿Tienen autonomía, independencia, o se han convertido con sus desleales capitulaciones -si fueron leales alguna vez- en simples instrumentos del sistema, traicionando el liderazgo femenino de las dirigentes de los años 70? ¿Tiene este feminismo conflictos de obediencia con los ghettos en los cuales actúan de formas divergentes con un telón de fondo de hipocresía, “promoviendo” el respecto a la vida de las mujeres, sus derechos sexuales y reproductivos, al tiempo de decir que la violencia psíquica no mata, y que lo que hay que trabajar es la violencia física?

Tal parece que el mal llamado “feminismo” dominicano necesita impulsar la construcción, el nacimiento, la emergencia  de  un nuevo liderazgo de dirección transformador con un perfil y un sentido de compromiso hacia la no discriminación tan cacareada por ellas, y no llevada a la práctica con, para y hacia sus iguales, olvidando que el feminismo no es asunto solo de decir y escribir la/s o lo/s, ni de colocarse, por supuesto, la bufanda o el sombrero de revolucionaria.

Claro, en los procesos de tomas de decisiones ha estado la dirigencia femenina o las mujeres dirigentes de los partidos políticos, y alguna que otra dirigente  política de base con capacidad de convocatoria, capacidad de dirección, carisma y legitimidad. Se dirá que no han sido ellas, tal vez, quienes hayan realizado los mayores aportes teóricos. No obstante, a la luz de las conquistas, han sido las gestoras del proceso, del abanico abierto a todas las entidades que han aportado -con cierta magnitud- sus visiones, interpretaciones, recolección de documentos y datos para el estudio, análisis y discusión para estructurar las propuestas a las reformas de las leyes discriminatorias, y una diversidad metodológica -independientemente de los conflictos entre tendencias ideológicas de las organizaciones de base de las mujeres- para hacer creíble la pluralidad de consultas entre mujeres.

Las dirigentes del feminismo del sistema -salvo contadas y  honrrosas excepciones-  poseen un evidente y agudo individualismo. Huyen a la discusión, al debate, a la profundización de los cuestionamientos, actúan -según  ellas mismas dicen en sus reuniones de aposentos- con “guantes de seda” para aplastar, discriminar y eliminar a sus oponentes, aún fueran éstas sus compañeras de género. Ellas, las feministas del sistema, codifican su comportamiento de la mano de las variables de los cambios de gobiernos.

Con un conspirativismo perverso las feministas del sistema, dentro de sus praxis ambigua y excluyente de sus contrarias, hacen del arribismo su norma de vida. El arribismo en power point y datashow es su carta de presentación, la escalera de uso común para el ascenso y para el aniquilamiento de la otra, peor que un lobo de la santa  caverna milenaria. Por lo cual, se dice  que las feministas -éstas del sistema- son las lobas de las mujeres, las lobas de sí mismas.

Las feministas del sistema son las responsables de que el movimiento  de mujeres  no avance sino que retroceda en la última década. Sin discurso conceptual, sin intelectualización del pensamiento, y sin poseer un liderazgo político aceptado, viven como lobas para captar fondos de organismos internacionales y de organismos gubernamentales para sus cabezas visibles e invisibles,  autofinanciar sus expectativas de vida burguesa, ya que son extremadamente diligentes en el sectarismo, diligentes en impedir que los grupos de mujeres marginadas  que, finalmente, son las dirigentes  de base puedan hacer realidad sus demandas a través de la igualdad de oportunidades como parte de la comunidad  que aspira  a la igualdad genérica.

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