Hoy 
KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
Para conocer y entender plenamente en qué consisten las fobias y sus consecuencias, hay que establecer la diferencia conceptual entre el «miedo» y la «fobia».
Es muy importante que entendamos que, mientras el miedo es una perturbación angustiosa del estado de ánimo ante una amenaza concreta, conocida, externa y no originada por un conflicto; el término fobia se utiliza para denotar reacciones de miedo intenso acompañado de conductas esquivas hacia situaciones (reales o anticipadas) a objetos o situaciones que no suelen producir daño y a los que la mayoría de las personas pueden enfrentar sin dificultad.
Las personas que manifiestan algún tipo de fobia desarrollan reacciones emocionales, que van desde el miedo al horror, con síntomas físicos, como taquicardia (cuando el corazón late apresuradamente), respiración rápida y superficial, con un alto grado de ansiedad.
La actitud es evitar ponerse en contacto con la situación u objeto temido, a pesar de quizás entender que en las fobias no existe ninguna amenaza real, pero como el paciente fóbico magnifica lo que le puede acontecer, tiende naturalmente a «proteger su vida» ante ese peligro, sea real o imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal y adaptativa que prepara el cuerpo para reaccionar ante una situación de temor.
De esta misma forma, se ha notado que estos miedos en los niños son frecuentes y normales, percibiéndose con mayor frecuencia entre los 4 y 8 años de edad, los cuales aparecen sin razón aparente y que están sujetos a un ciclo evolutivo, debiendo desaparecer en el transcurso del tiempo. Ahora, cuando estos miedos infantiles dejan de ser transitorios es que se estaría hablando de fobia, las cuales presentarán características como:
– un miedo desproporcionado con respecto a la situación que lo desencadena
– el niño/a no deja de sentir miedo a pesar de las explicaciones
– el miedo no es especifico de una edad determinada
– el miedo es de larga duración
– y el niño no puede controlar a voluntad el miedo.
Es decir, se notaría un temor que interferiría considerablemente en la vida cotidiana del niño en función de las respuestas de evitación.
Existen tres principales categorías de fobias: la Agorafobia, que está relacionada al temor a los lugares fuera de casa que usualmente están llenos de personas, independientemente de que sean éstos abiertos o cerrados; porque lo que les asusta es estar en un lugar del que no puedan escapar, ni recibir alguna ayuda. Este tipo de fobia provoca que se tema la posibilidad de experimentar una crisis de angustia, es decir, su componente característico es el temor a la aparición de la ansiedad, o sea, el miedo al miedo. También están las fobias especificas, que es cuando la persona le teme a un objeto, animal o situación; y la tercera fobia, la más común, es la Fobia social, en donde el miedo o temor intenso y persistente sufrido por la persona es en referencia a situaciones sociales en las cuales el individuo siente que puede exponerse a personas desconocidas, a ser observado por los otros. Lo que es temido por estos individuos es el demostrarse ansioso ante los demás, a pasar por una situación embarazosa, es decir, a la humillación pública.
Las fobias le provocan al sujeto una inmediata respuesta de ansiedad que puede llegar a adoptar la forma de crisis de angustia, lo que muchas veces provocan que perjudiquen marcadamente el funcionamiento diario de la persona o su bienestar personal, ya que sufren un gran deterioro en sus relaciones sociales y laborales, debido a las deficiencias en sus habilidades sociales.
Desafortunadamente, los miedos y las fobias son bastante comunes en la población general, y se ha notado que el huir de lo temido es la mejor situación para las personas que sufren de fobia, sin embargo, aunque esto libera temporalmente del temor, constituye el camino seguro a la cronicidad e incapacidad para tener una vida plena; por eso es que intento resaltar la importancia que tiene el que las personas que padezcan de fobia, o con hijos que las padezcan, intenten buscar ayuda profesional, para poder modificar o evadir a tiempo este tipo de comportamiento.
