Las fuerzas centrífugas y centrípetas de la “Ruta y la Franja”

Las fuerzas centrífugas y centrípetas de la “Ruta y la Franja”

Resulta imprescindible anotar aspectos espectaculares que caracterizan la expansión de la “Ruta y la Franja”. Es difícil sustraerse a la atracción de fuerzas “centrífugas y centrípetas” que se desprenden de la vorágine planetaria de alta velocidad con que van interconectándose regiones y continentes. Es innegable el beneficio que representa para China, que ideó e impulsa tal proyecto y, a la vez, solo se puede explicar producto de una miopía geopolítica y geoeconómica no visualizar que ser parte del mismo beneficiará a todos los participantes. A la larga todas las naciones irán cayendo ante el canto de sirena, no para estrellarse contra arrecifes sino para insertarse en ese flujo monumental de comercio mundial que en vorágine indetenible se mueve en todas direcciones. Ya Italia, potencia del Grupo de los 7, rompió con prejuicios y complejos del bloque y se ha incorporado plenamente. Otros van a ir comprendiendo que el verdadero riesgo es “perder el tren” y no sucumbir ante nadie. Así, hoy están interconectados 70 países albergando a dos terceras partes de la humanidad.
En verdad no se puede desconocer que con el espectacular despliegue constructivo de infraestructuras por todo el globo terráqueo China se acerca velozmente al centro de gravedad mundial, metáfora que a los chinos no les gusta que se utilice porque no es la meta que pretenden alcanzar. Lo cierto es que la fuerza centrípeta puede posicionar a todos los puntos de conexión, en definitiva, como centro de gravedad. Todos pueden resultar origen y destino. Este programa bandera de China Popular apunta a interconectar – en dos direcciones – a Beijing con Europa, Medio Oriente y África, inicialmente. Varios países latinoamericanos y caribeños ya firmaron documentos inclusivos. Empresa china compró la participación mayoritaria del puerto griego del Pireo y los gobiernos italianos y chino acordaron viabilizar inversiones chinas hacia puertos, banca y construcción de infraestructuras italianos para incentivar el comercio, especialmente agrícola. No han importado las “preocupaciones” expresadas por los socios de Roma. Insisto, el progreso no se para ante nada. La conexión italiana es emblemática por su papel histórico en la milenaria Ruta de la Seda. Muchas naciones cuentan con obras, terminadas o en proceso, como trenes, carreteras, puertos y otras que de no ser por China no las tendrían. En consecuencia, poco les interesan las preocupaciones geopolíticas que unos levantan. De facto, otros europeos cuentan con financiamientos del Banco Asiático de Financiamiento de Infraestructuras que unos identifican como competencia del Banco Mundial. China anunció la apertura de la “Ruta Polar de la Seda” para el comercio marítimo a través del Polo Norte.
Para los grandes poderes, a la larga, el dilema no es ni doblegarse ni sucumbir ante otros nuevos poderes sino aliarse o pasar a menos. Es un real “To be or not to be”, viejo decir shakesperiano, traducido como “estar o no estar”. No hay de otra. Precisamente son los “grandes” quienes saben mejor que nadie que la dinámica del progreso no se detiene ante nada. No importa con que fuerza lo entendamos, sean centrífugas o centrípetas.