Las fuerzas de seguridad de Irak se están desmoronando

Las fuerzas de seguridad de Irak se están desmoronando

BEIRUT, AFP. Los miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, mal entrenados y minados por conflictos interreligiosos, consideraron que no valía la pena sacrificar su vida para resistir al avance fulgurante de los yihadistas, explican los expertos. En vez de cumplir con su deber y hacerles frente, los soldados y los policías pusieron los pies en polvorosa cuando los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) se apoderaron esta semana de Mosul, la segunda ciudad de Irak, en el norte del país.

Este sálvese quien pueda permitió a los yihadistas hacerse con el control de la provincia de Nínive, a la que pertenece Mosul, avanzar hacia Kirkuk y Saladino y ganar terreno más al sur, en la provincia de Diyala. Los expertos consideran que la desbandada se debe a una miríada de dificultades en las fuerzas de seguridad, como un entrenamiento deficiente, la corrupción y el peso de la religión.

Nada más llegar a Irak, el “procónsul” estadounidense Paul Bremer decidió en mayo de 2003 acabar con las fuerzas armadas de Sadam Husein. Firmó decretos sobre la “desbasificación” de la sociedad y el desmantelamiento del ejército, echando a la calle a cientos de miles de soldados y de oficiales, muchos de los cuales se pasaron a la insurgencia o se unieron luego al EIIL.

El partido Baas estaba en el poder bajo Sadam Husein. “Este ejército no tiene madurez ninguna”, asegura Anthony Cordesman, experto del Centro para estudios internacionales y estratégicos. En su opinión la “desbasificación” supuso que “mucha gente de calidad no hubiera podido reincorporarse a su cargo en el ejército”.

Según él, el problema se ha exacerbado porque Washington y Bagdad no fueron capaces de firmar un acuerdo para dejar formadores militares tras la retirada de las tropas estadounidenses en 2011. Los soldados “fueron formados a toda velocidad, tienen poca experiencia en combate y la estructura militar era incoherente puesto que los estadounidenses contaban con quedarse dos años más”, explica. También cita la corrupción en la institución militar, desde reclutas que compran su puesto o pagan por obtener una promoción hasta el primer ministro Nuri al Maliki, que nombra a oficiales superiores “en función de su lealtad y no de sus competencias”.

La moral por los suelos. John Drake, analista de seguridad en el grupo AKE, dice que las tropas carecían de experiencia y estaban desmoralizadas debido a los reiterados “ataques por sorpresa”. “Muchos murieron. La moral se fue debilitando progresivamente por estos ataques que no les dieron mucha experiencia en el combate”. Por el contrario, el EIIL se formó con Al Qaida y logró experiencia en los combates en Siria y en la rebelión en Irak.

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