Las garras de los alumnos de Bosch

Las garras de los alumnos de Bosch

Los “alumnos” (¿?) de Bosch, inspirador de la Constitución más avanzada habida en el país, terminan uno de los espectáculos más grotescos de la historia del país, al imponer una Constitución de la cual el país empieza a decir que “esa no es mi Constitución”.

Y mientras avanzan por estos caminos, los fieles a la alianza Miguel-Leonel, monitoreados por las cúpulas sociales y eclesiales, impulsan una suicida carrera de endeudamiento y firman un acuerdo con el FMI, donde aparecen:

490 millones de dólares para pagar a los empresarios generadores de electricidad, muchas de cuyas plantas cobran sin encenderlas, equivalente a la mitad de los 990 millones que se recibirán en lo que resta del año.

Lo que ellos llaman “mejorar la legislación relativa a los gravámenes sobre hidrocarburos, así como la racionalización de las exenciones e incentivos impositivos”, se puede traducir en subir más los precios de los combustibles y otros productos de consumo.

Prometen “reducir gradualmente los gastos del gobierno Central en sueldos y salarios” lo que significa cancelaciones de empleados, sin crear las fuentes de trabajo alternativas. Pero ni por asomo se les ocurre reducir la burocracia parasitaria, que se traga el grueso del presupuesto y es la protagonista de la ola de  corrupción administrativa.

Mientras tanto, ya la capacidad de sombro de la sociedad superó todos los limites en relación a los crímenes impunes de la policía y los demás guardianes “del orden”. Los fusilamientos sumarios, tortura, desapariciones y las ya famosas “comisiones investigativas” superan las de los “doce años”.

Pero lo principal no son las limitaciones a las libertades y los crímenes impunes, que son males criticados, incluso, por los beneficiarios de este giro de derecha impuesto a la sociedad.

Lo principal es la imposición de un modelo, donde, por una parte. la corrupción rampante alimenta la acumulación originaria de funcionarios y socios, y por la otra, el proyecto de las cúpulas sociales-económicas, nacionales y extranjeras, apuntan a adueñarse de todas las riquezas del subsuelo, de las riquezas naturales, incluyendo la biodiversidad, en una colusión del peor capital norteamericano, español, cubano de Miami, venezolano y ecuatoriano.

Una situación inédita en el país, todo a nombre de una “revolución democrática” harto denunciada.

No sabemos hasta dónde llegará este modelo de concentración en pocas manos de las riquezas producidas y los beneficios extraordinarios que reciben los que detentan el poder. Pero la asfixia afecta con fuerza creciente el cuerpo social, y a medida que se vaya generalizando, entonces será posible soñar con nuevas y superadoras alternativas.

En el ínterin, lo que nos queda es luchar y resistir.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas