Las tradicionales gomitas de gelatina, también llamadas popularmente “gomitas de Navidad”, son un postre que difícilmente falta en la mesa para la cena de Nochebuena, pero tampoco para cualquier reunión que se organice a propósito de la celebración del fin de año.
Estos caramelos masticables hechos de gelatina, edulcorantes y uno que otro aroma, se consumen normalmente para esta temporada y son el delirio, no solo de niños, sino también de muchos adultos.
Las formas y colores son variadas. Las hay en forma de animales (siendo el osito el más popular), figuras geométricas, frutas, medias lunas… En cuanto a sabores, los más comunes son menta, naranja, fresas y uva.
A pesar de que las personas deben esperar las fiestas de fin de año para degustar este tradicional dulce “navideño”, hay que resaltar que no es obligatoria esperar un año para comerlo. Hay una versión casera que puedes preparar incluso con los niños.
Para dar un poco más de magia, puedes utilizar moldes de diferentes formas, incluidas las favoritas de tus pequeños.
De no tener moldes de estos en casa, puedes verter toda la mezcla en una bandeja y luego darle forma con un cuchillo, como se explica en la receta.
Orígenes. Según la historia, estas gomitas tienen su origen en el año 1905. En ese entonces se elaboraban con vino fermentado mezclado con una sustancia que lo volvía espeso. Hoy día, ya no se emplea vino, se le agrega la gelatina para espesar.
Otras acepciones. En España se les llama gominolas; en Costa Rica, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, México, Perú, Uruguay y Venezuela, igual que aquí en República Dominicana, se les conoce como gomitas. El uso de este término se ha extendido también hasta algunas zonas de Andalucía, en lugar de llamarles gominolas.