Las imágenes del mal

Las imágenes del mal

En cada época “cristalizan” unas pocas visiones intelectuales; se imponen sobre las sociedades como si fuesen corseletes mentales. A veces son creencias religiosas; en ocasiones postulados filosóficos o posiciones políticas. Personajes con gran prestigio e instituciones públicas, se encargan de “legitimar” esos “idearios” y convertirlos en cuasi–dogmas. Todo lo que no se ajuste a esas cuadrículas escolares, queda arrumbado, disminuido o desacreditado. San Agustín, Padre y Doctor de la Iglesia, se hizo “reo de platonismo”. El vehemente aristotelismo de los teólogos escolásticos arropó a San Agustín y lo “echó a un lado” sin eliminarlo del todo. Así ha ocurrido con teorías científicas y diversos conceptos de las ideologías políticas contemporáneas.

No coincidir con las ideas marxistas ha sido “un pecado” académico en muchos países Algunos profesores “disidentes” han quedado sin cátedra, privados de la libertad, o “fuera de circulación” intelectual. En el caso de San Agustín podemos añadir que su “vinculación” con la herejía maniqueísta fue un factor “agravante” de marginación ideológica. Sin embargo, el tema central de Maniqueo –la presencia y la acción del mal en el hombre-, que deslumbró a San Agustín, es el problema esencial de la humanidad. El mal es un enigma sociológico, antropológico, filosófico, teológico. La pregunta antigua reza: ¿es el mal una entidad inseparable del hombre, que no puede ser “reducida” por el bien?

El pasado sábado 15 de noviembre apareció, en el diario “El País”, un escrito del novelista mexicano Jorge Volpi, titulado: “El desamparo de Ayotzinapa”. Está dedicado a comentar la desaparición y asesinato de 43 estudiantes de su país. Hemos visto en las noticias que estas muertes han producido enormes manifestaciones contra el gobierno del presidente Peña Nieto. Dice Volpi que “el alcalde de Guerrero y su esposa empezaron en un cartel y luego pasaron a la política”.

Volpi añade: “la degradación social ha llevado a no diferenciar entre las autoridades y los criminales”. Lo que ocurre en México también sucede en docenas de países, incluyendo la R.D. Abusos policiales, saqueos del erario, impunidad general, caracterizan nuestra época. Políticos, sicarios y delincuentes, aterrorizan a los ciudadanos de hoy. El problema de mal, desde tiempos de Maniqueo y San Agustín, azota todas las ciudades del mundo.

 

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