Ciudad Juárez (México). Famosa por una escalada de violencia contra las mujeres saldada con 1.800 feminicidios desde 1993, Ciudad Juárez recibe hoy al papa Francisco sumergida todavía en los sollozos de madres tristes que esperan encontrar consuelo en el pontífice mientras siguen buscando justicia.
Los años pasan pero las lágrimas no se secan, como puede constatar Efe a través del testimonio de Inocenta Ceballos y Silvia Rosas, dos madres representantes de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, que asistirán a la misa del pontífice en la feria de la localidad, invitadas por la organización.
La hija de Inocenta, Bianca, desapareció en 2009 cuando tenía 25 años y la última persona que la vio con vida fue el hombre con el que se había casado tres años antes, al que la justicia apenas investigó. La de Silvia, Grisel Paola, tenía 16 cuando fue vista por última vez a la salida de la preparatoria Allende de esa localidad del norte de México, amante del corrido, el cantante Juan Gabriel y los burritos, y fronteriza con El Paso (Texas, Estados Unidos).
Imelda Marrufo, coordinadora de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez, que aglutina a diez organizaciones que buscan justicia para esos casos, cree que el fenómeno, aunque no tan fuerte como en años anteriores, sigue vigente y seguirá siéndolo mientras no haya un verdadero cambio de mentalidad de las autoridades y de la sociedad.
Por un lado existe “una cultura que permea a todas las instituciones y personas en donde es posible matar y violentar a las mujeres por el solo hecho de ser mujeres” y las considera de esta forma “desechables». Y existe también “negligencia y responsabilidad de las instituciones del estado que no generan condiciones para poder erradicar el fenómeno”, además del “lenguaje sexista en la televisión” con “mensajes de discriminación” y arquetipos que “cosifican el cuerpo” femenino.