Las increíbles fantasías pictóricas de Arcimboldo

Las increíbles fantasías pictóricas de Arcimboldo

Entre las obras más miradas de las “Imágenes del Louvre, seis siglos de pintura europea”, presentadas actualmente en el Gran Teatro Cibao, están dos cuadros de las estaciones de Giuseppe Arcimboldo, pintor italiano del siglo XVI. El “Musée du Luxembourg” dedica a ese artista y humanista excepcional una fascinante exposición monográfica

POR MARIANNE DE TOLENTINO

PARÍS.- Navidad y Año Nuevo en París son un período durante el cual, junto a las celebraciones en familia y con amigos, alternando con las delicias gastronómicas y los regalos, se festejan las artes. Teatro, ópera, danza, conciertos significan salas llenas donde es una hazaña conseguir un asiento, de un mes para otro. Los museos atraen multitudes, y hay las “exposiciones faros” para las cuales el público espera estoicamente -hasta más de dos horas- en el frío, el momento de ingresar a las salas… Entre estas concurridas manifestaciones figura actualmente la muestra “Arcimboldo (1526 – 1593)”, que se presenta en el Museo del Luxemburgo (Musée du Luxembourg), desde el 15 de septiembre 2007 hasta el 13 de enero 2008.

Casualmente, las fechas casi corresponden a aquellas de la exposición “Imágenes del Louvre” en Santo Domingo y en Santiago, donde, en reproducciones perfectas al tamaño real, podemos ver ahora dos  de las “cabezas compuestas” más conocidas de un creador único en la historia del arte,   que todavía nos deslumbra por la fusión del clasicismo y la modernidad en insólitos retratos.

La exposición

Si las pinturas de Arcimboldo “son” la exposición, objetos decorativos preciosos y obras de otros artistas de la época, así como una información escrita muy completa, documentan el conjunto. Desde las primeras imágenes ofrecidas -el Duomo de Milano-, un público cautivado está ambientado e ilustrado acerca del artista, de su contexto, de su época. Esta exposición equivale a extensa investigación.

Giuseppe Arcimboldo se mostró un excelente dibujante, fino colorista, pintor clásico de factura perfecta -varias obras lo enseñan-. No obstante, es en la metamorfosis del rostro humano que su personalidad y oficio minucioso asombra, al hacerle sobresalir como precursor de la modernidad, adelantándose más de tres siglos a los movimientos pictóricos. Lo monstruoso -susceptible de llegar a la pesadilla visual- impone sus cánones estéticos, la fealdad se funde con la belleza, la sonrisa precede al estremecimiento, la fascinación sucede a la admiración…  ante tanta imaginación y fantasmagoría.

¿Cómo mirar estas “cabezas recompuestas” y esmeradamente articuladas? Debemos enfocar el conjunto, que propone, de perfil a menudo,  una fisonomía grotesca, alegoría del personaje o el concepto representado. Luego, vemos los detalles, esos objetos del mundo vegetal y animal, a partir de los cuales Arcimboldo elabora, edifica, ensambla sus retratos. Volvemos al conjunto. Retornamos al detalle. Ese bien llamado juego de fusiones y confusiones requiere varias  miradas.

Cada uno de los componentes, en su identidad, resulta ser un deleite de la interpretación clásica. Flores, frutas, legumbres, hojas, ramas, pétalos, tallos están pintados exquisitamente, no sólo con una precisión implacable, sino con un toque de dulzura aterciopelada. Indudablemente, Arcimboldo creó la naturaleza muerta, fundiendo además el bodegón con el retrato. Y, extrañamente, en aquellas imágenes “reversibles”, al derecho vemos una composición vegetal, al revés -la museografía instala espejos- un rostro, o viceversa. ¡”El hombre huerto” es una pequeña obra maestra!

Ahora bien, el onirismo de la figura puede convertirse en una visión repulsiva cuando el pintor estructura cabezas y rostros con animales y estudio anatómico, a veces mezclados con objetos como utensilios domésticos y libros. La caricatura y el espíritu crítico se asoman, ¡así, en las efigies de El cocinero, El bibliotecario o El jurista, que pueden aludir a una personaje real!

Si bien es cierto que las pinturas más conocidas son “Las estaciones”, hubo decenas de cabezas recompuestas, unas muy atractivas – Flora y Vertumne-, otras desconcertantes -, de los elementos: el Aire y el Fuego-, otras aun tremendistas -así la Tierra, el Agua o el Jurista-. ¡La fantasía no reculaba ante el horror! Allí, Arcimboldo penetraba de lleno en una modernidad expresionista, sino en lo que es una vertiente de nuestro arte contemporáneo.

De París, esta exposición singular, magnífica y edificante, testimonio de la libertad que el arte había adquirido en el Renacimiento, viajará a Viena, donde fueron pintadas la mayoría de las obras presentadas.

Programación

El Museo del Luxemburgo se sitúa en el palacio de mismo nombre, sede del Senado de Francia, el cual rige la institución museográfica. Fue uno de los primeros museos europeos de pintura, creado en 1750. En 1818 se convirtió en el primer museo de arte moderno, exhibiendo a pintores como David, Ingres y Delacroix, y, entre 1884 y 1886, el Senado construyó el edificio que hoy alberga el museo. Sus actividades se iniciaron en el 2000, dedicándose sucesivamente a los maestros del Renacimiento italiano, y han adquirido una popularidad enorme, con  cuadros de valor excepcional.

Ahora, este museo presenta la primera exposición monográfica consagrada a Arcimboldo en toda la historia del arte, fuera de un homenaje parcial en Venecia  hace 30 años. Uno se pregunta cómo un pintor de tanta envergadura, después de alcanzar la máxima gloria en vida, pudo ser pronto olvidado, y resurgir sólo en el siglo XX, gracias a los surrealistas, que se inspiraron de él para sus creaciones fantásticas.

Ese es  uno de los misterios que rodean a Giuseppe Arcimboldo, nacido en 1526 y muerto en 1593 en Milano, que, en el linaje de Leonardo da Vinci, fue simultáneamente arquitecto, organizador de festejos, decorador, ensayista, poeta, pintor, cortesano y apasionado estudioso de las ciencias naturales. Otra incógnita fue cómo el favor monárquico lo descubrió y enalteció durante tres décadas en Viena. No obstante, el misterio principal consiste en su pintura misma, tan extraña, con sus “cabezas recompuestas” en base a elementos de la naturaleza y de la vida cotidiana, las que hoy motivan su fama y siguen alimentando la curiosidad. Se considera un caso único en el mundo.

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