Si quisiéramos averiguar las causas de la maldad que se anida en la población dominicana solamente habría que ir directamente a escrutar el modus operandi de las cárceles y el producto maleado que surge de las mismas después de cumplir los internos sus condenas.
La necesidad que tuvo la procuradora general de solicitar al Ministerio de la Defensa, un allanamiento masivo de la Penitenciaría de La Victoria el pasado lunes 31, fue motivado por el derrotero que llevaban en su conducta las autoridades e internos de ese recinto carcelario donde el auge de la impunidad dominaba toda la disciplina de un centro maleado en sus raíces mas profundas y de difícil enderezamiento.
Dos hechos dominaron ese allanamiento. Uno fue que supuestamente no hallaron armas de fuego y segundo la impunidad de la existencia de modernos estaciones de comunicaciones con fibra óptica incluida y que no se ha dicho como una prestadora de servicios telefónicos instaló ese fibra óptica sabrá Dios a pedido de que funcionario y autorizado y pagado por lo que es el colmo de una complicidad consentida y aupada por las autoridades. Estas se han beneficiado de las operaciones ilícitas que cotidianamente ocurren en La Victoria y demás cárceles del país.
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El que no aparecieran armas de fuego en un centro tan sobre cargado es indicio de que el requisamiento no se llevó a profundidad en las áreas de alojamiento y oficinas de las autoridades. A lo mejor sospechaban algo después de los incidentes anteriores de tan solo hacía dos semanas.
Existía la excusa que una parte de esas armas son para asegurar la letalidad que necesitan para controlar a esos díscolos internos donde cuentan servicios de lujo con muchas comodidades que se brindan por un buen pago para hacer llevadera la vida del interno apartado de la libertades que se permiten previo a un conveniente pago, incluyendo el servicio sexual para satisfacer las necesidades de los convictos.
La Nación se asombró por la abundancia de objetos encontrados y en especial los celulares, el cable de fibra óptica traído por el aire desde Sabana Perdida y armas cortantes, rebelando de como las autoridades eran parte del entramado del delito que existía.
Este rígido control se mantendrá por un tiempo hasta que las autoridades, celosas de la honestidad del sistema, tengan otra preocupación mas importante y entonces se relajan los controles y se vuelve de nuevo a la acostumbrada corrupción de La Victoria y demás cárceles del país cuyas autoridades tienen su barba en remojo y están en el ojo del huracán por la debilidad mostrada y desorden existente en el centro de internamiento mas importante del país a la espera que se ponga en servicio el centro de Las Parras.
Lo ocurrido en La Victoria el pasado lunes 31 era una acción punitiva necesaria para pretender restaurarle el buen nombre a la justicia que está vapuleada por los decires de las componendas que siempre han existido a todos los niveles y que se creían que habían sido alejado por la actual integración sana del sistema investigativo a todos los niveles de los formuladores de expedientes. La gente esta creyendo que ese ímpetu inicial se ha apagado y los expedientes semielaborados no tiene la forma de instrumentarse correctamente y todo se esta gastando como pólvora en garzas.