Las infraestructuras del turismo

Las infraestructuras del turismo

BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Otra vez el turismo. El gobierno e inversionistas españoles observaron al Presidente Leonel Fernández, ahora, en Madrid, España, que se hace necesario levantar obras de infraestructura en los entornos de las áreas o polos turísticos. La otra queja fue la que es también unánime aquí: se hace necesario buscar una rápida solución a la cada vez más profunda crisis energética. Nos interesa el primer tema. Y recordar, de una vez, que esta no es la primera crítica que los españoles hacen al mal estado en que se encuentran la mayoría de los entornos y las obras de infraestructura localizadas en las zonas turísticas. En varias ocasiones han tocado el tema, siempre delante de figuras jerárquicas de la administración pública.

También lo han hecho, en distintos momentos, diplomáticos de otras naciones, como Canadá y Alemania. Estos países quieren, como es natural, que sus ciudadanos encuentren en los destinos turísticos donde pasan sus vacaciones ambientes seguros y adecuados; que dispongan de los servicios básicos en buenas condiciones.

Ahora los españoles se lo plantearon directamente al Presidente Leonel Fernández, al secretario de Turismo y al secretario Técnico de la Presidencia. Tres personas  con capacidad para disponer los arreglos sugeridos por los quejosos.

 Uno por acá lamenta que este tipo de queja exista, y más que tenga que expresarse en el exterior y frente al ciudadano Presidente de la República. No porque esté mal que los españoles lo hagan, sino porque las condiciones de los entornos turísticos de la República Dominicana deberían estar en tales condiciones de higiene y de servicios y seguridad que no den lugar a críticas.

   No hay que volver a señalar lo que todos sabemos, que el turismo es la actividad económica más importante con que cuenta la República Dominicana. Somos el principal destino turístico del Caribe, recibimos cada año alrededor de tres millones de turistas y los ingresos sobrepasan los tres mil millones de dólares.

La industria turística opera, en la práctica, como una industria integrada hacia atrás. Porque utiliza productos agropecuarios e industriales, servicios financieros, de telecomunicaciones y de transporte. Ha hecho posible el surgimiento y desarrollo de una próspera artesanía y de muchas otras actividades que sirven de complemento a las ofertas hoteleras.  Por consiguiente, lo último que debemos descuidar los dominicanos es nuestra industria turística. Pero no pensamos así. Los gobiernos, todos los gobiernos, suelen sentirse con pocos compromisos hacia las áreas y zonas turísticas. Un fenómeno similar al que siempre pasó con la industria azucarera. Los gobiernos creían que los bateyes eran áreas donde no debían llegar servicios como educación, agua potable, buenas carreteras y salud; y, en efecto, no llegaban.   

Las autoridades gubernamentales deben considerar que las quejas de los países que envían turistas al país son quejas muy válidas. Una nación que cada año aporta entre 300 y 400 mil turistas, tiene derechos sobrados a reclamar condiciones óptimas para sus ciudadanos. Es una obligación de todo gobierno a favor de sus gobernados.  El Gobierno dominicano tiene que prestar mayor atención a las zonas turísticas. Tiene que hacer las obras de infraestructura que faltan, embellecer el entorno y dotarlas de la seguridad sanitaria y policial requeridas. Y debe hacerlo de común acuerdo con los inversionistas de cada zona, de suerte que sus instalaciones no sean afectadas ni puestas en peligro.

No olvidemos, sobre todo quienes en el Gobierno toman decisiones, que el sector dominicano con mayor capacidad de atraer inversiones extranjeras sigue siendo el turismo. Por lo tanto, diséñense políticas públicas de conformidad con  esta realidad.

(bavegado@yahoo.com)

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