Las instituciones

Las instituciones

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Me preocupa que cada vez que hay una crisis se busquen mediadores extraconstitucionales, pues ello confunde al pueblo sobre el papel que deben jugar las autoridades. En las últimas dos décadas nos han traído e impuesto la «sociedad civil» que se ha  convertido en un grupo de fiscales supuestamente impolutos, asépticos, limpios de polvo y paja, «independientes», que no se ensucian con las vulgaridades y las bajezas del partidarismo político. A esa gente le tengo el mismo rechazo y los quiero a la misma enorme distancia que a los «honorables» que se ponen de pechuguita cuando las crisis llegan al rojo vivo, en busca de ser señalados como posible solución a los problemas.

Resulta extraño que los partidos, el Congreso y los gobiernos acepten que una institución o persona extraña, que no figura en el escalafón constitucional, que no tiene ninguna función pública legal participe en discusiones de alto nivel y «contribuya» a la búsqueda de soluciones, fuera de los mecanismos constitucionales y legales.

Ese mecanismo sobra. Ese mecanismo hace daño a la democracia que tiene establecidas sus instancias para la solución de todos los problemas.

Las soluciones extrajudiciales pueden ser buenas porque, usualmente, se consiguen por la avenencia de personas que tienen intereses contrapuestos.

Pero cuando se trata de asuntos de Estado, la Constitución y las leyes tienen establecidos los escenarios, los actores, los libretos y los jueces para solucionar los problemas.

El trípode: empresariado, mesa de diálogo y sociedad civil, representa el mismo interés, en distintos escenarios y siempre con las mismas posiciones, que no son las de la mayoría.

Ese frente unido trabaja para su propio beneficio y sus posiciones pueden o no ser buenas, pero preferible es que se ajusten a lo dispuesto por la Constitución y las leyes, cuando se trata de asuntos públicos que afectan a la mayoría.

¿Por cuál razón lógica hay que sacar los asuntos públicos del ámbito de las instancias gubernamentales: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo o Poder Judicial para «inventarse» una mesa de diálogo?

¿Por cuál razón hay que aceptar a un grupo de «notables» u «honorables» para supervisar las elecciones municipales y congresionales o las presidenciales? ¿Qué papel asigna la Constitución a la Junta Central Electoral?

Tal parece como si se quisieran sustituir las instituciones constitucionales por grupitos formados por enclaves de poder cuyos fines son desconocidos y pudieran ser inconfesables. Gente que quiere gobernar desde la sombra sin haber sido elegida por el voto popular.

Si el pueblo votó por un conjunto de candidatos, representen o no a un partido, los elegidos son quienes deben gobernar.

Al pueblo le corresponde buscar las reformas necesarias e imprescindibles a la Constitución a la Ley Electoral y a otras regulaciones, para ampliar la democracia y que no haya confusión en la representatividad, en los poderes y en los derechos y deberes…

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