La República Dominicana contrajo una enorme deuda de gratitud con el fallecido Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, debido a la asistencia petrolera oportuna a través del programa PetroCaribe, el cual ha permitido sortear las dificultades derivadas de las alzas de precios en el mercado internacional.

Los tres días de duelo oficial y la presencia del Presidente Danilo Medina en Caracas para las pompas fúnebres del dirigente venezolano, subrayan dicho reconocimiento. Chávez deja una lección histórica: hay que luchar contra la pobreza.

La  exclusión social, la corrupción de la democracia venezolana y un carisma de caudillo, fueron los caballos de Troya que impulsaron la carrera política del malogrado mandatario.Se constituyeron en la justificación política para que el militar golpista ungido en las urnas, retuviera su señorío durante 14 años, hasta caer vencido por el cáncer en una batalla tan desigual contra la muerte, como la que él mismo encabezó contra opositores y críticos desde el Palacio de Miraflores.

Chávez, a la usanza autoritaria, enseñó que si las democracias latinoamericanas no combaten la pobreza y la corrupción, sobreviene el caos; caos que Chávez sistematizó en sus casi tres lustros de mandato unipersonal en Venezuela, la República Bolivariana, como él la bautizó, donde no imperó jamás ni un minuto de estabilidad política y armonía social.

Pero cuando ganó su primera elección (1999) cabalgando encima del Movimiento V República (MVR), la pobreza en Venezuela, según datos de la CEPAL, era de 49.4% -la mitad del país; para el año 2010 esa indigencia la disminuyó hasta el 27,8%.

¿Su legado? Venezuela sumida en una polarización insondable, una economía en crisis a pesar del petróleo, la nueva casta de “boliburgueses” y un futuro incierto. El autoritarismo contra la pobreza.

Descanse en paz.