Las lindezas de una “economía sofisticada”

Las lindezas de una “economía sofisticada”

Recientemente un miembro del FMI, interpelado acerca de la presente coyuntura de nuestra economía, respondió éste, eufemística o cínicamente, que la dominicana es una economía “sofisticada”. 

Irresponsable, por demás, por  ser él parte de una entidad co-implicada (co-in-plice) en lo que aquí ocurre, en cuanto a modelos y mecanismos económico-financieros vigentes. No existiendo una definición formal de “economía sofisticada”, el “concepto” se debe abordar desde otro ángulo. Primeramente, “sofís-ticado” viene de sofisma, o sea, mentira, adulteración, falsificación. El uso moderno de la palabra denota a una persona, objeto, estructura  o procedimiento refinado, depurado, especializado,  complejo o complicado. En nuestro caso, economía sofisticada implicaría, para dar solamente algunos ejemplos:

1) Alto grado de  refinamiento en cuanto a mecanismos de ocultamiento de realidades, transacciones y operaciones de negocios; evasión de impuestos, lavado e incumplimiento de obligaciones legales o éticas, mediante frecuentes ocultamientos de hechos, datos, problemas. Acaso por eso, economistas y financistas locales no concuerdan acerca de si son creíbles o no las cifras oficiales.

2)  Falsificación (nada menos) de la “ley de oferta y demanda”. Por ejemplo,  en el mercado de bienes raíces y  construcción hay falta de correspondencia entre la oferta (inflada) de edificios y apartamentos para venta y alquiler y la demanda efectiva por parte de la población. Pues la oferta no crece como respuesta a una demanda habitacional, sino a la demanda de “servicios de colocación de dineros espurios”, que se canalizan a través de la industria de la construcción y el mercado de bienes raíces, mediante sofisticados  mecanismos subterráneos, en cuyos diseños y elaboración se aplica refinada ingeniería-tecnología financiera, legal y comercial.

3) Los supuestos demandantes no tienen recursos para adquirir esos inmuebles, sobre abundando los “Se alquila” y “Se vende”, dando como resultado la frecuente ruina de inversionistas honestos pero ingenuos, que no pueden competir con las inversiones del lavado.

4) Es “sofisticación” o adulteración que entidades “autónomas” y empresas públicas quebradas que no agregan al PNB, pero que aumentan la deuda pública y contribuyen a juegos ideológicos, de apariencias y propagandísticos del “establishment”; mantengan personal supernumerario pagado al estilo de los grandes emporios  tecno-industriales transnacionales. Algunas de estas, cuyos fondos provienen de leyes especiales, manejan sus ingresos como si estos no fuesen parte del presupuesto nacional, como si sus fondos  proviniesen de otra galaxia, y sus privilegios desmesurados ninguna conexión tuviesen con nuestros indigentes. 

5) Un sistema de balanza de pagos con partidas de “errores y omisiones” por más de RD$20 mil  millones anuales, donde se encubren importaciones ilícitas y otras operaciones no confesables, resultando la excepción más normal que la regla.

6) Tan sofisticada, nuestra economía, que los funcionarios del FMI, ni otros expertos y observadores logran advertir: que tenemos, increíblemente, un “Producto  Interno Inteligente”, por lo cual el Gobierno derrocha y desborda hasta en las costosísimas atenciones de que dichos visitantes son objeto; ni cómo se ocultan esos gastos a “veedores éticos”,  contralores, auditores; cámaras de cuenta y de televisión; periodistas y ciudadanía en general.

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