Las lluvias dejadas por Gustav incomunican poblados en Azua

Las lluvias dejadas por Gustav incomunican poblados en Azua

AZUA. El puerto, tres comunidades  y un depósito de gas licuado de petróleo quedaron incomunicados ayer en el poblado de El Rosario, debido a la crecida del río Tábara, cuyas aguas arrastraron una alcantarilla en el momento en que dos camiones de carga cruzaban, provocando la caída de uno de ellos al cause.

Aunque el conductor Danilo Pérez salió ileso del accidente, la fuerza de la corriente casi sumergió el pesado vehículo, que luego trataban de sacar con una grúa empleados de la Secretaría de Obras Públicas.

La crecida del Tábara como consecuencia del paso de Gustav por el país, provocó también inundaciones en esta provincia, donde cientos de personas fueron albergadas en refugios.

En Baní y Nizao, los efectos de Gustav  hasta ayer tarde se habían limitado al aumento del caudal de los ríos y arroyos.

Terror a morir ahogados
De acuerdo con moradores de El Rosario, el  sólo anuncio de que se registrarán lluvias torrenciales impide que puedan dormir, por el terror que sienten   a amanecer flotando ahogados.

“Mire, el fin de semana antepasado tuvimos que recoger por la tormenta Fay y ahora otra vez, uno vive asustado creyendo que se va a acostar y va a amanecer flotando muerto”, expresó Rafaela Soto, una de las afectadas.

El problema es que la falta de un puente y el levantamiento de la carretera dejan al empobrecido poblado al nivel de las aguas que rápidamente penetran a las viviendas.

Aunque hasta ahora no han ocurrido pérdidas humanas por las crecidas del río, los residentes de El Rosario han perdido ajuares de sus viviendas y lo que consideran más importante: su tranquilidad.

Según explicaron, las crecidas se han hecho más frecuentes desde el año pasado cuando la tormenta Noel afectó el país y hasta se han producido  protestas, para reclamar a las autoridades que vayan en su auxilio.

Ayer, las comunidades de Los Negros, Monte Río, Mamá Tingó y la planta Mundo Gas  quedaron separadas del pueblo por el destrozo del improvisado paso, que también Noel destruyó.

“Nosotros no queremos que se nos hable de alcantarillas; lo que queremos es un puente. Las alcantarillas que han hecho no resuelven nada”, dijo Antonio Pérez, quien todavía no se ha recuperado de los daños provocados por la tormenta Noel a sus plantaciones.

En el refugio. Alrededor de 100 familias fueron trasladadas a la escuela inicial y básica El Rosario desde el pasado domingo, cuando se dispuso la alerta por el paso de la tormenta Gustav.

Allí aguardaban las familias a la espera de que se les indicara que podrían retornar a sus hogares.

Mientras la preocupación era evidente en los rostros de los adultos, unos diez niños jugueteaban entre las aguas estancadas en la parte frontal del refugio, sin que nadie reparara en el peligro que representaba el juego para su salud.

Asustados.  En Nizao, los damnificados de la tormenta Noel están asustados.  La sola idea de volver a ser afectados por una tormenta les horroriza.

Quienes sobrevivieron a Noel presumen que si otro fenómeno les sorprende donde están no correrán con suerte para salir vivos.

Residen en viviendas que construyeron con los restos de las casas que fueron arrastradas por el río el año pasado, a la espera de que los reubiquen.

“Las autoridades no están haciendo nada, la Iglesia es que está construyendo 20 casitas pero somos 47”, manifestó preocupado Silvio De León, de 69 años.

Asimismo se pudo observar que aún permanece sin reparar uno de los puentes destruidos.

“Era por unos días y ya tenemos casi un año aquí, asustados cuando sabemos que viene algo”, dijo Blanca Frías, otra de las damnificadas.

En Baní. Aunque hasta ayer tarde  no se habían registrado inundaciones ni daños considerables, los ríos, arroyos y cañadas aumentaron su caudal y la población se mantenía alerta a los boletines.

En la carretera.  A lo largo de la carretera Baní-Azua se pudieron observar deslizamientos en diferentes puntos de la vía.

Los más considerables se registraron en la zona conocida como ‘El Número’, donde los conductores se veían obligados a reducir de manera repentina para evitar chocar con las rocas que se desplazaron hasta la mitad de la vía.

Las claves

Gustav en Azua y Baní
Las inundaciones más considerables se registraron en Azua, específicamente en la comunidad El Rosario, donde unas 107 familias fueron albergadas  en refugios.

La crecida del río Tábara es la principal causa de los daños a este empobrecido poblado, ubicado en la parte baja del valle de Azua.  Las crecidas de este río se han hecho más frecuentes desde el paso de la tormenta Noel, a fines del año pasado.

En Baní y Nizao los efectos de Gustav se notaron en el aumento del cauce de ríos, arroyos y cañadas. La población estuvo a tenta a los avisos y las alertas dispuestas por las autoridades ante el paso del fenómeno.

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