MANUEL A. GARCÍA SALETA
Está llegando el momento en que todos los dominicanos debemos ponernos a meditar, pensar y analizar las cosas que han sucedido en los últimos cuatro años de un Congreso y un gobierno dirigido por una mayoría absoluta de perredeístas y un presidente que no tenía noción de cuales eran sus deberes y obligaciones con el pueblo que lo ayudó a escalar la más alta posición a que puede aspirar un político.
Siempre se ha dicho que este es un pueblo desmemoriado, que olvida fácilmente y en poco tiempo, los sucesos que en alguna forma lo ha perjudicado; tengo la esperanza que esta vez no va a suceder así y que nuestro pueblo, usará en esta oportunidad, la única arma que posee para castigar aquellos que desconsideradamente actuaron durante ese período de tiempo, en perjuicio del pueblo y la nación dominicana; el arma a que me refiero es la utilización del voto que debe depositar, en las próximas elecciones en las urnas y ese voto debe ser en contra de todos esos malos funcionarios, senadores y diputados, que propiciaron junto con el Presidente Mejía, el desastre económico y el desorden administrativo que paralizó totalmente el desarrollo y el progreso de nuestro país que tuvo como consecuencia un caos de proporciones indecibles que padeció y sufrió todas las clases sociales que comparten esta nación.
Esta es la única forma que tenemos nosotros, los votantes, para castigar aquellos malos dominicanos que actuaron en una forma tan canallesca en contra de los mejores intereses de nuestro pobre país. Es necesario evitar por todos los medios posibles que esa gente pueda volver al poder político, porque si ellos vuelven harán lo mismo que hicieron en esos funestos 4 años.
Recuerden ustedes el dólar 60×1; no olviden el costo de la canasta familiar; memorizar el caso Renove; los invernaderos; el aumento de la deuda externa; el lenguaje degradante del Presidente de la República; la quiebra de la clase media; la quiebra de los bancos, en fin una catástrofe total en todos los aspectos que se refiere a la gobernabilidad de un país.
Los dominicanos que creemos en una verdadera democracia, sin corrupción, sin favoritismo, sin amiguismos, tenemos la obligación y el deber de repetir la actitud que hicimos en el 2004 cuando el Presidente Mejía intentó reelegirse y es votar en contra de los mismos que ahora quieren quedarse para volver a hacer lo mismo. Esos individuos no cambian su forma de ser. Recuerden que solamente aprobaron el presupuesto del 2006 cuando el gobierno cedió a restablecer a las ONG las fabulosas partidas de millones que reciben por ese medio los senadores y diputados. Barbarazos. A los jóvenes dirigentes que quizás no tienen la edad para recordar como terminaron los cuatros gobiernos que han dirigido los perredeístas que le pregunten a sus padres, para que ellos se lo describan y espero que ellos le digan la verdad.