El día dos del presente mes se conmemoró el 30 aniversario del fallido intento de Argentina recuperar por la fuerza de las armas las islas Malvinas, usurpadas por Gran Bretaña desde l833 en un típico acto de piratería que estrenó la reina Isabel I Tudor con Francis Drake, Henry Morgan, John  Hawkins y otros salteadores de los mares.

Para la ocasión, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirtchner, produjo un emotivo acto en Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego, que es la jurisdicción territorial que comprende Las Malvinas.

Con una gélida ventisca muy usual en esas latitudes, la gobernante se decantó por la extrañeza de que Gran Bretaña alegue poseer unas islas a 14 mil kilómetros de su jurisdicción política también isleña, y debió añadir a la Guayana Británica, las Bahamas, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Las islas Malvinas eran parte del territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata y pasaron a integrarse a la naciente nación argentina cuando se produjo el Cabildo Abierto del 20 de mayo de 1816 que determinó su independencia de España.

Desde 1820, la naciente nación de Argentina que Gran Bretaña reconoció en 1825, ocupó las islas Malvinas y  designó al  capitán David Jewett  que ocupó las Malvinas en nombre de Argentina, sin oposición de Gran Bretaña, designando a Jorge Pacheco su primer  gobernador.

En una brusca actitud de clásica piratería de antaño, Gran Bretaña ocupó por la fuerza las Malvinas el 2-3-l833 y 179 años después, esa misma fecha, 2-3-l982, en una acción temeraria y sin soporte logístico, además de insensata, el presidente de facto de Argentina, teniente general Leopoldo Fortunato Galtieri, dispuso desalojar a los británicos de las Malvinas.

La presidente Fernández de Kirtchner hoy viabiliza recuperar las Malvinas por los cánones de la diplomacia, el derecho internacional y resoluciones de las Naciones Unidas.