Las marcas, la prensa y la ecología

Las marcas, la prensa y la ecología

La prensa de investigación se encuentra enfrentada actualmente, y en todo el mundo, con la prensa como empresa, principalmente la parte de la prensa empresaria que depende en gran parte de la publicidad comercial. La industria y sus marcas, en parte generadora de millones de empleos, pero también generadora de atroces casos de explotación masiva, infantil y sexista, se encuentra ahora un nuevo frente: las agresiones al ambiente.

La prensa existe desde mucho antes de la revolución industrial. Y fue la misma revolución industrial la que permitió una revolución en la prensa para llegar –desde Guttemberg, en el siglo XV – a los niveles de rapidez y eficiencia en que la conocemos hoy. Es decir, la revolución industrial permitió el desarrollo de la prensa; la revolución tecnológica aumentó sus posibilidades. Y aunque ambas: prensa e industria, son hijas legítimas de ambas revoluciones, hoy prensa e industria se encuentran enfrentadas en el campo de la ética, la sociología y el medio ambiente.

El desarrollo industrial encuentra en estos tiempos su mayor expresión difusionista para sus productos en la prensa, tanto la prensa diarista como la prensa no diaria. Esta difusión implica a la prensa radial y televisiva, y más recientemente la vertiginosamente creciente prensa digital. Puede decirse que la asociación industria-prensa se alimentan mutuamente, y en esa alimentación se benefician importantes sectores de la sociedad

Pero este desarrollo de industria y prensa en buena parte han coincidido en puntos muy negros, o mejor dicho, en aspectos muy turbios, bochornosos, anti-éticos y agresivamente dañinos tanto a comunidades humanas como al entorno ambiental, y a veces a regiones ecológicas completas.

No fue sino hasta que se demostró ampliamente el daño que muchas empresas causaban al ambiente, comenzando con las fuentes de agua, cuando la prensa asumió un papel que en lo adelante la distanciaría del empresariado. Valdría decir del empresariado que se inauguraba luego del largo período de la acumulación originaria.

Durante muchos años, la prensa escrita se hizo vigilante de los daños que las empresas –instaladas a orillas de los ríos por las facilidades que éstos ofrecían para recibir sus efluentes-, causaban a las fuentes de agua, aunque de principio no tomaban mucho en cuenta que esos daños se hacían extensivos a comunidades humanas río abajo, al mar, y a las comunidades marinas. Esa visión llegaría mucho más tarde con el nacimiento del ecologismo.

El caso es que el desarrollo industrial ha llegado al máximo de su carrera coronando su éxito con su logro más brillante: La Marca.

«La Marca» se ha convertido en la sublimización de la industria, de todas las industrias, incluidas desde las fábricas de gomas, pasando por las de joyas, cristalerías y ropa, hasta el propio turismo, la antiguamente concebida «industria sin chimeneas», y que se ha convertido en muchos países en más peligrosa que todas las industrias humeantes juntas.

«La Marca» es el nombre de cientos o miles de personas bañados por su luz multiplicadora de dinero. Si «La Marca» triunfa, todos triunfan; si «La Marca» se ensucia, todos quedan embarrados; si «La Marca» no logra limpiarse, todos quedan condenados para siempre.

Para el triunfo de «La Marca» la prensa ha tenido que jugar un papel de primera importancia, principalmente en estos últimos años.

La prensa ha sido responsable en todo el mundo del triunfo de todas las grandes y pequeñas marcas. Y fue ahí donde la prensa volvió a reconciliarse con la industria. La prensa se transformó en el receptáculo fundamental para la creación de publicidad para las marcas. Y ha sido tan grande el éxito, que a partir de entonces se crearon carreras profesionales dedicadas específicamente a la creación de marcas y a su sostenimiento, sin importar lo que hubiera que sacrificar, incluyendo al propio medio natural.

La verdad, la marca y la prensa

Un pasaje bíblico sirvió de lema para uno de nuestros principales periódicos locales: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres», (Juan 8:32). Otros periódicos han utilizado también en su publicidad propia el tema de «la verdad», por ejemplo: «La verdad, aunque duela»; o «La verdad, pero toda la verdad»; y así por el estilo.

Una premisa establecida por «las marcas» es que lo que exhiben, dicen y aconsejan consumir está sustentado por estudios y verdades. Más, si lo que exhiben, dicen y aconsejan consumir aparece en una periódico que asegura manejarse con la verdad, entonces tiene que ser más creible todavía. Así, «las marcas» van haciendo espacio y construyendo credibilidad.

Entre las empresas de mayor difusión publicitaria están los bancos. Estos aseguran confiabilidad, fortaleza, honradez, pulcritud y agilidad. Sin embargo –y no estamos señalando ningún banco en particular- con lo primero que se encuentra un cliente en un banco es con la lentitud de sus funciones. En cuanto a fortaleza, ya hemos visto en la República Dominicana como se han desplomado enormes bancos entre cuyas divisas publicitarias siempre han estado la fortaleza y la confiabilidad. Y no se han desplomado precisamente por el exceso de fortaleza o carga de confiabilidad. Todo ello, junto a la supuesta honradez que se incluye en la promoción de «la marca» del banco, no dice qué tan apegada a la verdad estuvo «la marca» desaparecida y sentada en el banquillo de los acusados.

Pero «la marca», en su desplome de confiabilidad, arrastra también a la prensa que se hizo eco de esa confiabilidad, como también arrastra las plumas de periodistas que se prestaron a abiertas opiniones de respaldo a esa confiabilidad.

El daño a la sociedad

La sociedad, en todo el mundo, pero particularmente en la República Dominicana, se encuentra bombardeada hoy más que nunca por miles de marcas que buscan colocarse por encima de las demás, no precisamente en base a la calidad de los productos que aconsejan consumir, sino a base de difusión pagada, aunque sean las más burdas mentiras.

Es un problema que ya estuvo en los grandes países desarrollados y que con el desplome de grandes y pequeñas marcas se vio mermamda la credibilidad de grandes periódicos y cadenas noticiosas. Hay que hacer notar en este punto que «la marca» no solamente se refiere a un producto vestible, comestible, bebible o manejable sobre cuatro ruedas. «La Marca» suele ser a veces la del gobierno, en cualquier país, pues los gobiernos de nuestra actualidad de mercadean, se comercializan, se publicitan como cualquier marca de fábrica.

La sociedad humana ha sucumbido a «las marcas» en muchos aspectos: ha sido alcoholizada, drogada, envenenada, contaminada, afectada en su salud cutánea, sanguínea, cardíaca y respiratoria. Nuestra gente –y la gente en todo el mundo– ha estado ingiriendo productos «de marca» que poco a poco le han ido envenenando o provocándole enfermedades como el cáncer, cuyo crecimiento entre sociedades desarrolladas y supuestamente saludables, no deja de asombrar.

El daño a la ecología

Probablemente, y es casi seguro, la parte del planeta que ha sufrido más con la publicidad y con las acciones de «las marcas» es la ecología.

Entre las marcas y productos más publicidatos en todos los medios de comunicación están los venenos. Clara y descarnadamente los venenos se publicitan abiertamente como eso, como venenos, sustancias para matar, líquidos o gases para aniquilar la vida. Sólo que se le «explica» a la gente que estos venenos no le hacen daño, sino solamente a quienes está destinado.

Uno de los ejemplos más terribles en la difusión y distribución de venenos los tenemos en los biocidas que se utilizan para la agricultura. Tanto en forma líquida (como el DDT y el ALDRIN), como en polvo (como el PARATION), o el gas (como el BROMURO DE METILO) estos venenos altamente mortíferos no solamente llegan a la tierra, sino directamente a nuestros alimentos, directamente a los ríos, directamente al mar. ¡Y hay que ver cómo se manejan estas «marcas» y el cuidado que ponen en que no se diga que hacen daño!

Sin embargo, cantidad de veces, «las marcas» que se publicitan como alimenticias son también tremendamente tóxicas y por demás atentatorias a la salud. Pero igualmente, el manejo de esta verdad se vuelve una verdadera «papa caliente» en los medios de prensa.

«Las Marcas» de ropa y calzado, cuya publicidad es de la más difundida y costosa, por lo general está libre de que alguien les señale como dañinas, aun siéndolo. Pues los materiales artificiales utilizados por lo general causan grandes problemas cutáneos, deformidad en el cuerpo y los pies, sin contar con la espantosa incidencia en las diferencias sociales e indirectamente en la delincuencia, aparte de la explotación de sectores de la población de a los que nunca se referirán «las marcas».

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